El Nuncio Apostólico en Haití, Mons. Bernardito Auza, envió un informe a las Obras Misionales Pontificias sobre la situación de los seminarios y seminaristas en el devastado país y señaló que "hacer volver a la vida ‘normal’ a los seminaristas es una prioridad".
Según informa la agencia vaticana Fides, el Prelado precisó que luego del terremoto los seminaristas del Seminario Mayor Nacional "lo han perdido todo" por lo que indicó que "las mayores exigencias son vestido, lugares para dormir. Muchos de los seminaristas han sido devueltos a sus diócesis, pero las diócesis son extremadamente pobres y tienen gran necesidad de asistencia".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Es necesario arreglar el lugar de las barracas para acoger a los 28 seminaristas de teología del cuarto año, facilitando su uso (aulas, cocinas, servicios, etc.). Es necesario asegurar comida y casa a estos seminaristas, así como a todos aquellos que se han quedado en sus diócesis", agregó.
Asimismo, el Arzobispo señaló que, pese a que se han salvado "algunos libros de la biblioteca del tercer piso, tenemos que comprar Biblias y textos fundamentales (Documentos del Concilio Vaticano II, Catecismo de la Iglesia Católica, etc.), ya que los que existían se han perdido completamente entre los escombros".
"El método más simple, más flexible y veloz para ayudar a estos desafortunados seminaristas es a través de ayudas financieras que podemos utilizar en base a las exigencias más urgentes del momento", añadió.
Antes del devastador terremoto había 159 seminaristas y 8 formadores residentes y docentes en el Departamento de Teología; y 97 seminaristas y 2 formadores en el Departamento de Filosofía.
Los 28 seminaristas sobrevivientes del cuarto año de Teología serán acogidos en carpas, terminarán el año académico y serán ordenados diáconos durante el verano. Los demás seminaristas de teología serán mandados a sus diócesis, donde los respectivos ordinarios se organizarán con los profesores para tener lecciones ocasionales, aunque perderán el año académico. Por su parte, los 97 seminaristas de Filosofía serán devueltos a sus respectivas diócesis pero inevitablemente perderán el año académico.