Una mujer embarazada, que amenazó con un cuchillo a una activista pro-vida que se manifestaba pacíficamente en las afueras de una clínica abortista en Duluth, Minnesota (Estados Unidos), explicó que fue gracias a la valiente intervención de la joven que desistió de abortar y conservar a su bebé.
Los hechos ocurrieron el pasado 24 de noviembre de 2009 pero no fue sino hasta ahora, en el juicio que se le sigue por esta agresión, que se conoció el desistimiento de abortar de Mechelle Hall, una mujer de 26 años que amenazó con un cuchillo en la garganta a Leah Winandy, de 21 años de edad.
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Ella, su madre Sarah Winandy y otros activistas se manifestaban pacíficamente en las afueras de una clínica abortista tratando de convencer a las mujeres para que no aborten a sus bebés.
"Gracias por estar allí. Si no hubieras estado allí, probablemente hubiera seguido adelante y me hubiera arrepentido el resto de mi vida. Probablemente hubiera seguido otro camino (el aborto). Estoy verdaderamente apenada por lo que le hice a ella", declaró Hall telefónicamente al ser consultada sobre lo que piensa de Winandy.
Por su parte, Leah Winandy desde Wisconsin comentó que "estaba allí para pedirle a las madres que no maten a sus bebés en la clínica abortista. Ella (Hall) caminaba hacia mí. Sacó un cuchillo y lo blandía mientras me decía ‘no te me acerques’. Yo le dije ‘por favor no mates a tu bebé. Teme a Dios’. Me acerqué un poco más y le dije: ‘mira y escucha tu ultrasonido’. Se abalanzó sobre mí y puso el cuchillo en mi garganta".
La oficina del fiscal que sigue el caso contactó a Leah Winandy y le preguntó si estaba de acuerdo con que a Mechelle Hall se le diera solamente libertad condicional en vez de mandarla a prisión. Ella accedió. "Perdono a Mechelle por lo que hizo y lo hago porque Dios me ha dado el perdón en mi corazón por ella", agregó.
Mechelle Hall explicó que sabrá el sexo del bebé, que lleva en su seno desde noviembre, el próximo mes de marzo.
Por su parte, el Director Nacional de Priests for Life (Sacerdotes por la Vida), P. Frank Pavone, dijo que este caso muestra "lo que es verdad sobre quienes buscan abortar e incluso sobre quienes hacen los abortos: están confundidos y son ambivalentes. Pese a sus esfuerzos por aparecer seguros de lo que hacen, no lo están. Pese a la retórica sobre la ‘libertad de elegir’, se vuelcan al aborto porque sienten que no tienen libertad ni opción".
"Y la lección para los activistas pro-vida es que lo que con frecuencia se presenta como ira y disgusto es el primer paso para la conversión. No debemos temerle a estas reacciones", concluyó.