Al presidir ayer en la Basílica de San Lorenzo de Extramuros una Eucaristía en ocasión de la memoria litúrgica del Beato Pío IX, elevado a los altares el 3 de septiembre de 2000, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, destacó el fermento evangélico en "tiempos difíciles y problemáticos" así como el valioso testimonio del Papa Mastai Ferretti.
El Cardenal Bertone explicó que Pío IX, "en sus 32 años de pontificado (1846-1878), desarrollo su servicio apostólico sabiendo discernir e indicar, entre las tantas instancias que maduraban en un clima difícil y problemático, lo que constituiría el fermento evangélico auténtico del que se imbuyó para dar fruto".
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Pío IX, explicó el Purpurado "fue el Papa del Concilio Ecuménico Vaticano I (…), el Papa de la constitución dogmática Dei Filius sobre la fe católica y de la célebre constitución dogmática Pastor aeternus sobre el primado del Romano Pontífice. Durante su pontificado estuvo atento a la formación del clero, y todavía hoy, es de gran actualidad su carta sobre la disciplina del clero en Irlanda Nemo certe ignorat del 25 de marzo de 1852".
El Papa Mastai Ferretti, continuó el Cardenal Bertone, siempre fue un pastor "deseoso de promover una vida espiritual más intensa, que movió a practicarla con la vida y el ejemplo, en un camino de auténtica espiritualidad y de personal y dócil adhesión a Cristo".
El Secretario de Estado Vaticano dijo además que Pío IX, "con el vigor espiritual de hacerla próxima, se acercaba diariamente a la Eucaristía, fuente inmensurable de la propia misión" en la que encontró "el consuelo cotidiano de su espíritu, especialmente en los momentos más difíciles".
Finalmente el Cardenal recordó que una de las características de la espiritualidad del Papa Mastai Ferretti fue su "tiernísima devoción a la Virgen, que lo acompañó desde sus primeros años de sacerdocio, como el mismo afirma en la bula Ineffabilis Deus (en 1858) con la que definió el dogma de la Inmaculada Concepción. Toda su vida fue un contemplar a la Virgen María, ícono de pureza y símbolo de la Iglesia peregrina en el tiempo".
Con el Purpurado concelebraron, entre otros, el Arzobispo Francesco Cuccarese, el Obispo Mario Cecchini, Moseñor Brunero Gherardini, Postulador de la causa de canonización de Pío IX, el párroco de San Lorenzo de Extramuros, P. Bruno Mustacchio.