Al presidir las celebraciones por el 263º aniversario de la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras, el Arzobispo de Tegucigalpa, Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, llamó al pueblo hondureño y a las nuevas autoridades políticas a lanzar "una urgente proceso de reconciliación nacional".

Ante la presencia del nuevo Presiente Porfirio Lobo Sosa y su esposa; parte de su gabinete; el Presidente del Congreso Nacional (CN), Juan Orlando Hernández; el Presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Jorge Rivera Avilés; y el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Romeo Vásquez Velásquez, el Primado hondureño destacó que la nación centroamericana ha sufrida "demasiadas mentiras" y que es el momento de reconstruir el tejido social "en base a la verdad".

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Coincidiendo con el 17º Aniversario de su nombramiento como Primado de Honduras, el Cardenal destacó que "nuevamente nos convoca la Patrona de Honduras en el día de su fiesta, en la veneración y el amor a su imagen".

El Cardenal Rodríguez Maradiaga solicitó la Virgen María de Suyapa, que "la nueva Honduras se haga realidad y que Dios habite entre nosotros con renovado amor, para secar lágrimas y no haya más llanto, ni dolor, sino esperanza de salir adelante".

"María es la madre que nos dice: hagamos juntos una nueva Honduras", dijo el Arzobispo, ante fuertes aplausos de los miles de fieles presentes.

"La reconciliación es necesaria porque se ha tratado de presentar la mentira como la verdad, el mal como si fuera bien y la justicia como injusticia", explicó además el Purpurado.

"Esta nueva etapa de Honduras que busca la reconciliación y la justicia social, nos mueve a las plegarias que rezan que en una humanidad dividida por las enemistades y las discordias, Dios dirige las voluntades para que se disponga a la reconciliación", agregó.

El Cardenal concluyó recordando que "el Espíritu Santo es capaz de mover los corazones para que los enemigos vuelvan la vista, los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión".