En una nota editorial publicada ayer, el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) señala que la impugnación de la Procuraduría General de la República (PGR) contra el "matrimonio" homosexual no significa discriminación hacia estas personas y precisa que tampoco "pueden arrogarse derechos" como la adopción por parte de homosexuales "que vulneren el derecho de los más pequeños".
En el texto del SIAME titulado "No a la discriminación y no a los falsos derechos" se expresa el "pleno respaldo a las argumentaciones expresadas en dicho recurso jurídico (de la PGR), que ahora deberán ser evaluadas por el más alto tribunal de la nación".
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El editorial señala luego que "dos son los aspectos que sobresalen: el derecho de las personas del mismo sexo para establecer contratos de unidad que ya está plenamente salvaguardado en la figura jurídica de ‘Sociedades de Convivencia’ establecidas desde el 2006 en el Distrito Federal; en cambio, estas reformas se apartan del fin constitucional de protección de la familia concebida expresamente por el Poder Constituyente Permanente en 1974".
El segundo aspecto, prosigue, "es el derecho superior del niño, colocado por encima de cualquier otro derecho, además de que todo menor tiene derecho al modelo de familia tal como es concebido en nuestra Constitución Política".
"Más allá de ideologías y de derechos inexistentes, la PGR ha puesto el dedo en la llaga: ni hay discriminación a las personas del mismo sexo para establecer contratos de convivencia ni pueden arrogarse derechos que vulneren el derecho de los más pequeños".
Estos argumentos, indica el SIAME, no son "religiosos, sino jurídicos; no se trata de acuerdos con la Iglesia Católica, sino con la legalidad; no se trata de imposición de ideologías sino de razonamiento en el sentido común y en orden a los principios naturales y éticos de la humanidad y la convivencia social".
"El matrimonio y la familia no es un asunto de la Iglesia: existe desde siempre, muchos siglos antes de la Iglesia. La defensa de los derechos de los niños no debe estar a discusión y la decisión libre de personas del mismo sexo para convivir en paz no debe confundirse con instituciones que tienen su propia característica y su propia finalidad", continúa.
Por ello, el texto resalta que "mucho ayudarían los analistas y medios de comunicación a no confundir el debate en una confrontación entre el Estado laico y las iglesias y valores religiosos. Mucho menos deben confundir esta polémica con una falsa intromisión de la Iglesia que quiere ‘imponer sus dogmas medievales’ (afirmación por demás ridícula), poniendo en ‘riesgo’ al Estado laico".
Seguidamente subraya que "la intervención de la Iglesia en estos temas no lleva de por medio la imposición de sus dogmas religiosos, sino la expresión de sus convicciones en relación a la convivencia humana y la ética y moralidad de nuestras instituciones y leyes. No podemos pasar por alto ni el sentido del matrimonio y la familia ni el respeto a los más pequeños".