En su habitual catequesis de la Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI se dedicó a desmitificar la figura de San Francisco de Asís, y explicó que de modo similar, el Cristo histórico del que hablan los Evangelios es efectivamente el Cristo de nuestra fe.

En la catequesis en el Aula Pablo VI, el Santo Padre recordó que Francisco provenía de una rica familia, se refirió a su experiencia de conversión y el fuerte llamado que experimentó para reconstruir la iglesia que coincidió con el sueño del Papa Inocencio III en 1207, quien reconoce en él al pequeño religioso que va a ayudar en la renovación eclesial. Explicó también el camino del joven santo hacia la creación de la orden franciscana.

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Seguidamente el Papa resaltó que "algunos historiadores en el ochocientos y en el último siglo han buscado crear detrás del Francisco de la tradición, un así llamado Francisco histórico, así como se busca crear detrás del Jesús de los Evangelios, un así llamado Jesús histórico. Tal Francisco histórico no habría sido un hombre de Iglesia, sino un hombre ligado solamente a Cristo, un hombre que quería crear una renovación del pueblo de Dios, sin formas canónicas y sin jerarquía".

"La verdad –prosiguió Benedicto XVI– es que San Francisco quiso realmente una relación inmediatísima con Jesús y con la Palabra de Dios, que quería seguir sin glosa, así como está, en toda su radicalidad y verdad. Y es también cierto que inicialmente no tenía la intención de crear una orden con las formas canónicas necesarias, pero, simplemente, con la Palabra de Dios y la presencia del Señor, él quería renovar al pueblo de Dios, convocarlo de nuevo a una escucha de la palabra y a la obediencia verbal con Cristo".

Además, dijo el Papa, San Francisco sabía que "Cristo no es nunca ‘mío’ sino siempre ‘nuestro’, que a Cristo no puedo tenerlo ‘yo’ y reconstruir ‘yo’ contra la Iglesia, su voluntad y su enseñanza, sino solo en la comunión de la Iglesia construida sobre la sucesión de los Apóstoles que se renueva también en la obediencia a la Palabra de Dios".

"Es también cierto que no tenía la intención de crear una nueva orden, sino solamente renovar el pueblo de Dios para el Señor que viene. Pero entendió con sufrimiento y dolor que todo debe tener su orden, que también el derecho de la Iglesia es necesario para darle forma a la renovación y así realmente se insertó de modo total, con el corazón, en la comunión de la Iglesia, con el Papa y los obispos".

Tras explicar, en el marco del Año Sacerdotal, cómo Francisco también entendió que el centro de la Iglesia y el sacerdocio es la Eucaristía, el Papa reiteró que "el verdadero Francisco histórico es el Francisco de la Iglesia y de este modo nos habla a los creyentes, a los creyentes de otras confesiones y religiones".

"Se ha dicho que Francisco representa a un alter Christus, era verdaderamente un icono vivo de Cristo. Fue llamado también el ‘hermano de Jesús’. En efecto, éste era su ideal, ser como Jesús, contemplar al Cristo del Evangelio, amarlo intensamente, imitar sus virtudes".

"En particular -prosiguió- quiso dar un valor fundamental a la pobreza interior y exterior, enseñándola también a sus hijos espirituales. La primera bienaventuranza del Discurso de la Montaña: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos, ha encontrado una luminosa realización en la vida y palabras de San Francisco".

Realmente, dijo luego el Papa Benedicto XVI, "los santos son los mejores intérpretes de la Biblia: ellos, encarnando en su vida la Palabra de Dios, la hacen más atractiva que nunca, y así habla realmente con nosotros".

"El testimonio de Francisco, que ha amado la pobreza para seguir a Cristo con dedicación y libertad totales, sigue siendo también para nosotros una invitación a cultivar la pobreza interior para crecer en la confianza en Dios, uniendo también un estilo de vida sobrio y un desapego de los bienes materiales".

El Santo Padre también resaltó que "del amor por Cristo nace el amor hacia las personas y hacia las creaturas de Dios. Allí tenemos otro trato característico de la espiritualidad de Francisco: el sentido de la fraternidad universal y el amor por la creación, que le inspiró el célebre canto de las criaturas. Es un mensaje muy actual".

"Como he recordado en mi reciente encíclica Caritas in veritate, es sostenible solamente un desarrollo que respete la creación y no dañe el ambiente, y en el Mensaje por la Jornada Mundial de la Paz de este año he subrayado que también la construcción de una paz sólida está ligada al respeto de la creación. Francisco nos recuerda que en la creación se muestra la sabiduría y la benevolencia del Creador. La naturaleza es querida como un lenguaje en el que Dios habla con nosotros, en el que la realidad se vuelve transparente y en el que podemos nosotros hablar de Dios y con Dios".

Seguidamente Benedicto XVI saludó en diversas lenguas y, en español, se dirigió a los fieles "venidos de España, México y otros países latinoamericanos. Que el ejemplo de San Francisco aumente la confianza en Dios y fomente un estilo de vida sobrio, sin apego a los bienes materiales".