El Obispo de Les Cayes, Mons. Guy Poulard, explicó que la tragedia ocurrida en Haití el pasado 12 de enero constituye "un fenómeno natural" y no un castigo divino. "Nuestra actual desolación no es una maldición de Dios", dijo.
En un mensaje a los haitianos y a los familiares de las víctimas del terremoto, el Prelado de Les Cayes mencionó que esta catástrofe no es "una retribución por parte de Dios". Comentó también que las interrogantes sobre el rol de Dios en cuanto al desastre, tendrían lugar si se viviera en los tiempos del antiguo testamento, y agregó "la Palabra de Dios nos ilumina más, Él no hizo esto para torturarnos".
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Mons. Poulard citó el evangelio de Juan para aclarar las dudas: "Porque de tal manera amó Dios el mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquél que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgarle, sino para que el mundo se salve por El".
Refiriéndose luego a la reconstrucción de Haití dijo que el camino va a ser largo y difícil. "Necesitamos rezar. Necesitamos mucha oración, y no la clase de oración que culpa a Dios por lo sucedido (…) sino la clase de oración que hace un niño por su padre, una oración clarificadora, reveladora, una oración pidiendo qué hacer".
El Obispo de Les Cayes reiteró su convicción de que Dios está con el pueblo de Haití. "El Espíritu Santo nos ayuda en estos tiempos difíciles. Tenemos una ardua tarea: muchos han muerto, otros siguen desaparecidos, varios edificios estatales y eclesiales se han derrumbado. ¡Pero nosotros seguimos vivos! La antorcha de la esperanza ha sido encendida, trabajemos juntos para reconstruir Haití", concluyó.