En comunicación con ACI Prensa, el Nuncio Apostólico en Haití, Mons. Bernardito Auza, dio a conocer la dramática situación de la Iglesia en Haití tras el terremoto de este martes. Explicó, entre otras cosas, que debido a la falta de energía eléctrica que impide la conservación de los cadáveres, el Arzobispo de Puerto Príncipe, Mons. Serge Miot, tendrá que ser sepultado rápidamente.
Tras indicar que él mismo y sus colaboradores tienen que acampar en el jardín en las afueras de la Nunciatura, el Arzobispo explicó que "tenemos grandes dificultades logísticas por diversos motivos. No tenemos reservas de agua y las estaciones de combustible están cerradas. Catholic Relief Service (la agencia de ayuda de los obispos de Estados Unidos) tiene una gran presencia aquí y tal vez el centro de operaciones será transferido a Gonaives porque en Puerto Príncipe las cosas están difíciles: falta todo".
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Al hablar luego del fallecido Arzobispo, el Nuncio comentó que habría muerto "mientras esperaba en el balcón de su cuarto a alguna persona para salir a una ceremonia. La fuerza del terremoto lo botó del mismo de cabeza y parece haber muerto tras el impacto. Aquí no hay electricidad y hemos decidido ayer transferir su cuerpo a Saint Marc, en Gonaives".
Asimismo, indicó, "he sugerido sepultarlo rápido, aunque aquí eso no es la tradición, es más, podría entenderse como un insulto. Hay además un número no determinado de sacerdotes y religiosos muertos, algunos todavía por sacar bajo los escombros. También el Vicario General de Puerto Príncipe, Mons. Charles Benoit y el Canciller P. Cherie deben estar bajo las ruinas hasta ahora. Es posible que este último esté muerto, pero todavía no lo sabemos de Mons. Benoit, pero sí sabemos que está bajo los escombros del Arzobispado que de un edificio de cuatro pisos quedó reducido a un montón de cemento".
Seguidamente el Nuncio señaló que esta noche visitará el Seminario Mayor: "es un montón de tierra, nada que ver con un edificio. Gracias a Dios, todos menos uno de los formadores pudieron salir a tiempo, pero todavía falta ubicar a tres o cuatro seminaristas. Nueve han muerto".
"También he visitado las casas de las religiosas para ver y expresar la solicitud del Santo Padre. Todos piden dar prioridad a los que están sepultados bajo los escombros, pero ningún avión de socorro ha llegado. El aeropuerto no es capaz. La torre de control fue destruida. Dentro de poco un avión de la fuerza aérea de Estados Unidos debería llegar. Santo Domingo es ahora nuestra puerta, pero en la frontera hay mucha gente en espera de ayuda".
Al comentar la situación de los sobrevivientes, el Nuncio afirmó que "la gente duerme o vaga sin sentido por las calles, pero muchos han partido hacia las montañas por temor al tsunami"
Finalmente, explicó el Arzobispo, "algunos obispos han llegado a la nunciatura para coordinar y tomar decisiones. Nos encontraremos de nuevo mañana con los líderes de CRS y Caritas en la Nunciatura".