Ante una gran cantidad de fieles, más de 40 obispos y el Nuncio Apostólico en España, el nuevo Obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, tomó hoy posesión de su diócesis presentándose "pobre y humilde" y dispuesto a asumir su misión en fidelidad al llamado del Papa Benedicto XVI.
En sus palabras, el Prelado se presentó "pobre y humilde, con la inevitable sensación de que las expectativas que muchos de vosotros podáis tener, son muy superiores a lo que quepa esperar de mí".
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Seguidamente, informa COPE, comentó que "la presión que se genera en ciertos momentos es muy grande. Por ello, quiero pediros a todos vuestra comprensión ante mi pequeñez, al mismo tiempo que vuestra buena voluntad en la acogida de las palabras de este pastor de la Iglesia".
"El factor mediático tan influyente en nuestros días, contribuye fácilmente a construir castillos en el aire, a ver gigantes donde sólo hay molinos, a engrandecer a quienes lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida; o tal vez, a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora".
Tras expresar su deseo de caminar junto a los fieles de San Sebastián, el Prelado señaló que este recorrido se debe desarrollar "creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI. ¡Confiamos plenamente en el ministerio del sucesor de Pedro!"
"Al ver el calor de vuestra acogida –prosiguió– me he acordado del borriquillo que Jesús montaba aquel Domingo de Ramos en su entrada en Jerusalén. ¿Os imagináis qué ridículo hubiese hecho aquel asno si hubiese creído que aquellas aclamaciones y aquellos saludos estaban dirigidos a él, en vez de a quien llevaba sobre sus lomos? Le pido al Señor no ser tan "burro" como para engañarme así".
A continuación aseguró que "todos, sin excepción, deberíamos aplicarnos la parte que nos corresponde en esta imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén. ¡Qué absurdo hubiese sido que quienes salieron a las calles, aquel Domingo de Ramos, batiendo sus palmas y cantando cánticos de alegría, lo hubiesen hecho por el simple motivo de que el borrico les resultase simpático! ¿Y qué decir de los habitantes de Jerusalén, si se hubiesen resistido a recibir a Jesucristo, porque no les gustaba el asnillo sobre el que venía montado?"
Para el nuevo Obispo de San Sebastián, la enseñanza de "esta cuasi fábula que os he propuesto, es obvia: ¡El misterio de la Iglesia sólo cabe vivirlo en la fe y desde la fe! ¡Cualquier otra cosa, inevitablemente, nos conduciría a malas interpretaciones y a manipulaciones! Así nos lo recordó D. Juan María Uriarte en la homilía de su despedida".
Mons. Munilla exhortó también a orar "unos por otros, queridos hermanos. No lo digo como una frase hecha, sino con plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que nos tomemos en serio esta llamada que os hago".
Recordando a la Virgen María, afirmó que la oración dirigida a ella "será especialmente eficaz. ¡Bien sabemos de la capacidad que tienen las madres de congregar a sus hijos! Con frecuencia, cuando falta la madre, resulta casi imposible convocar a la familia; sin la madre aquello se convierte en un "desmadre". Pero nosotros: ¡tenemos madre!; y se llama "María". ¡Cada vez que pronunciemos con confianza este santo y bendito nombre -¡María!-, nos sentiremos más hermanos".
Finalmente el Prelado agradeció "todo corazón a todos aquellos que habéis colaborado en la preparación de este acto. No os voy a citar uno a uno, porque seguro que caería en olvidos imperdonables. Gracias a cuantos han contribuido a facilitar las cosas, de muchas y diversas formas, allanando el camino de este pastor que os envía el Papa. ¡Dios os bendiga a todos vosotros y a vuestras familias!"