En su homilía de la Misa de acción de gracias y despedida de Palencia, el nuevo Obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, expresó su convicción de que las reacciones negativas y las "turbulencias" que han seguido a su nombramiento, al final de cuentas, "resultará para bien" como muestra de los designios divinos de amor.
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En sus palabras en la Catedral de Palencia, el Prelado –que tomará posesión de su nueva sede el sábado 9 de enero acompañado de 40 obispos españoles– agradeció "de todo corazón, por lo arropado que me he sentido por vosotros tras hacerse público mi nombramiento como Obispo de San Sebastián".
Seguidamente indicó que "el hecho de que haya saltado a los medios de comunicación la noticia de algunas reacciones negativas, ha podido sembrar tristeza en vuestros corazones. Es verdad que Jesús nos pidió que diésemos testimonio de nuestra unidad ante el mundo. Así lo dijo en el discurso de la Última Cena: ‘Padre, que todos sean uno, como Tú y yo somos uno, para que el mundo crea que Tú me has enviado’".
Desde que se hizo público su nombramiento en noviembre, sectores afines a la izquierda española –incluyendo sacerdotes– criticaron al nuevo Obispo, que es natural de San Sebastián, acusándolo de conservador y de querer cambiar el rumbo de la Iglesia local. La controversia se acrecentó cuando a mediados de diciembre, unos 85 sacerdotes firmaron un comunicado en el que rechazan su presencia en la diócesis.
Mons. Munilla dijo luego que "nuestras divisiones entristecen el Corazón de Cristo, y por ende, el nuestro. Sin embargo, los planes de Dios están por encima de nuestras propias miserias y pecados; y ya hemos empezado a percibir cómo su providencia es capaz de sacar bienes de los males".
El nuevo Obispo de San Sebastián expresó luego su convicción "de que si Dios ha permitido esas ‘turbulencias’, todo resultará para bien, en sus designios de amor. No me cabe duda de que todos (comenzando por quien os habla), aprenderemos de nuestros fallos; nos haremos más humildes; y al final, construiremos la Iglesia como discípulos de Cristo, en torno al sucesor de Pedro; siendo todos, tal y como Jesús nos pidió, un solo corazón y una sola alma".
Mons. Munilla dijo también sentirse "un privilegiado por ser objeto de tanto apoyo, cariño y oración. Un hermano obispo, con el que tengo mucha confianza, me llamaba por teléfono hace unos días y me decía: ‘¡No sé si te has dado cuenta de la cantidad de gente que está rezando por ti!’, tras lo cual lo alentaba a ser santo.