En sus palabras tras el concierto ofrecido en la Capilla Sixtina al celebrarse el 20º aniversario de la caída del Muro de Berlín y los 60 años de fundación de la República Federal Alemana, el Papa Benedicto XVI resaltó que "la historia de Europa del siglo XX demuestra que la responsabilidad ante Dios es decisiva para el recto desempeño político".
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En su discurso ayer por la tarde, Benedicto XVI rememoró dos fechas clave para Alemania: el 23 de mayo de 1949, cuando se fundó la República Federal de Alemania; y el 9 de noviembre de 1989, cuando cayó el Muro de Berlín; "que por tantos años dividió al país separando a la fuerza a hombres, familias, vecinos y amigos".
En la nota dada a conocer por Radio Vaticano, el Pontífice señala que muchos advirtieron que los sucesos del 9 de noviembre de 1989 eran los albores inesperados de la libertad, luego de una larga y sufrida noche de violencia y opresión por parte de un sistema totalitario que, al final, conducía al nihilismo, al vacío de las almas.
"En la dictadura comunista –dijo el Papa– no había acción alguna que fuera considerada mala en sí misma. Lo que servía a los objetivos del partido era bueno, por más inhumano que pudiera ser".
Después, prosiguió, gracias a la ley fundamental Alemania pudo dar vuelta a la página.
"Tal Constitución contribuyó esencialmente al desarrollo pacífico del país en el transcursos de seis décadas, porque exhorta a los hombres a dar prioridad, en responsabilidad ante Dios Creador, a la dignidad humana, a respetar el matrimonio y la familia como fundamento de toda sociedad, así como a respetar lo que es sagrado para los otros".
Entonces, resaltó el Papa Benedicto, "es necesario agradecer a Dios porque el desarrollo de Alemania no es mérito del hombre solamente, sino que ha sido posible gracias a hombres que han actuado de cara a Dios".
El Santo Padre señaló esto se explica en que "Dios reúne a los hombres en una verdadera comunión. Y todos los hombres, en la comunión con Jesucristo, pueden ser mediadores hacia Dios, capaces de suscitar un nuevo modo de pensar y de generar nuevas energías al servicio de un humanismo integral".
El concierto estuvo a cargo del Coro de las voces blancas de la Catedral de Augusta y de la Orquesta de Cámara de la Residencia de Mónaco de Baviera, dirigidas por Reinhard Kammler, quienes interpretaron el Oratorio de Navidad BWV 248 de Johannes Sebastian Bach. Entre los presentes se encontraba el Presidente federal alemán Horst Köhler, quien ofreció el concierto al Papa Benedicto XVI.