En su mensaje con motivo de la 48° Jornada Mundial del Enfermo dado a conocer hoy y que se celebrará el 11 de febrero de 2010, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el Papa Benedicto XVI resaltó que "la experiencia de la enfermedad y el sufrimiento puede ser una escuela de esperanza".
Tras recordar que este año esta jornada coincide con el 25° aniversario de la institución del Pontificio Consejo para la Pastoral Sanitaria, el Papa expresa su deseo de que este hecho "sea una ocasión para un empuje apostólico más generoso al servicio de los enfermos y de los que cuidan de ellos".
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Seguidamente Benedicto XVI señala que "el sufrimiento humano obtiene sentido y plenitud de luz en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo".
"El Señor Jesús, en la Última Cena, antes de volver al Padre, lavó los pies a los apóstoles, anticipando el supremo acto de amor de la Cruz. Con este gesto invitó a sus discípulos a entrar en su misma lógica del amor que se dona especialmente a los más pequeños y necesitados. Siguiendo su ejemplo, cada cristiano está llamado a revivir, en contextos distintos y siempre nuevos, la parábola del Buen Samaritano".
El Santo Padre destaca luego que el mismo Señor Jesús "nos exhorta a curar las heridas del cuerpo y del espíritu de tantos hermanos y hermanas nuestros que encontramos por las vías del mundo; nos ayuda a comprender que, con la gracia de Dios acogida y vivida cotidianamente, la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento puede ser una escuela de esperanza".
"En el actual momento histórico-cultural se advierte aún más la exigencia de una presencia eclesial atenta y extensa junto a los enfermos, así como una presencia en la sociedad capaz de transmitir de manera eficaz los valores evangélicos que tutelen la vida humana en todas las etapas, desde su concepción hasta su fin natural", prosigue.
Benedicto XVI agradece también "de todo corazón a las personas que cada día realizan un servicio a los que están enfermos y los que sufren, con el fin de que el apostolado de la misericordia de Dios, al que se dedican, responda cada vez mejor a las nuevas exigencias".
En este Año Sacerdotal, Benedicto XVI se dirige a los presbíteros, "ministros de los enfermos", "signo e instrumento de la compasión de Cristo, que debe llegar a cada ser humano marcado por el sufrimiento"; y los invita a "no ahorrar energías en procurarles atención y consuelo. El tiempo transcurrido junto a quien sufre es fecundo de gracia para todas las otras dimensiones de la pastoral".
"Me dirijo finalmente a vosotros, queridos enfermos, y os pido que recéis y ofrezcáis vuestros sufrimientos por los sacerdotes, para que puedan mantenerse fieles a su vocación y su ministerio sea rico de frutos espirituales, en beneficio de toda la Iglesia", concluye el Papa.