En la homilía de la Misa que esta mañana celebró en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico Vaticano con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el Papa Benedicto XVI explicó que el verdadero no pretende medir con "el metro de su inteligencia el misterio de Dios".
En su homilía el Santo Padre explicó que en los últimos doscientos años, en lo que respecta al estudio de la Sagrada Escritura, "hay especialistas y maestros de la fe que han penetrado en los detalles de la historia de la salvación. Pero no han podido ver el misterio en sí mismo, el núcleo central; que Cristo era realmente el Hijo de Dios".
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En la historia de la Iglesia, dijo el Papa, hay una larga lista de hombres y mujeres capaces de humildad y de llegar a la verdad, como por ejemplo Santa Teresa de Lisieux, San Damian de Veuster (el "Apóstol de los leprosos"), "pequeños que llegaron a ser doctos", modelos en los que inspirarse, "que pueden anunciar su misterio porque se sintieron tocados en lo profundo del corazón".
"Después de la resurrección, el Señor toca el corazón de Saulo en el camino de Damasco, de Saulo que es uno de los doctos que no ven. Se vuelve ciego y al mismo tiempo vidente. El gran sabio pasa a ser pequeño y ve la sabiduría de Dios más grande que todas las sabidurías humanas", concluyó.