En su mensaje por la fiesta de San Andrés al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, Benedicto XVI resaltó que el Papa, como Sucesor del Apóstol Pedro, sirve "a la unidad en la verdad y la caridad" y que su servicio no debe entenderse "en una perspectiva de poder sino dentro de una eclesiología de comunión".
En el mensaje entregado al Cardenal Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, durante su visita a Estambul, el Santo Padre recordó al mártir hermano de San Pedro y explicó que "la memoria de los santos mártires empuja a todos los cristianos a dar testimonio de su fe ante el mundo. Es una llamada urgente, sobre todo en nuestros días, cuando la Cristiandad se enfrenta a retos cada vez más complejos".
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"Nuestras Iglesias se han comprometido sinceramente en las últimas décadas en proseguir el camino que lleva al restablecimiento de la plena comunión y, a pesar de que no hayamos alcanzado todavía ese objetivo, hemos dado muchos pasos que han hecho posible profundizar los lazos comunes".
Seguidamente Benedicto XVI indicó que esa apertura ha guiado los trabajos de la Comisión Internacional Mixta para el Diálogo Interreligioso que celebró su 11° sesión plenaria el pasado mes en Chipre y cuyo tema fue: "El papel del Obispo de Roma en la comunión de la Iglesia en el primer milenio".
"Un tema complejo y que requiere un estudio exhaustivo y un diálogo paciente si aspiramos a la integración compartida de las tradiciones orientales y occidentales", destacó el Papa.
"La Iglesia Católica entiende el ministerio petrino como un don del Señor a su Iglesia. Este ministerio no debe interpretarse según una perspectiva de poder, sino dentro de una eclesiología de comunión, como servicio a la unidad en la verdad y la caridad", afirmó.
"El Obispo de la Iglesia de Roma que preside en la caridad es el Servus Servorum Dei (el Siervo de los Siervos de Dios). Se trata de buscar juntos, inspirados en el modelo del primer milenio, las formas en que el ministerio del Obispo de Roma pueda cumplir un servicio de amor reconocido por uno y por todos", dijo luego el Santo Padre.
Finalmente el Papa resaltó que en el camino a la plena comunión "podemos ofrecer ya un testimonio común trabajando juntos al servicio de la humanidad, sobre todo defendiendo la dignidad de la persona y afirmando los valores éticos fundamentales, promoviendo al mismo tiempo la justicia y la paz" y que ambas Iglesias "pueden cooperar en sensibilizar acerca de la responsabilidad de la humanidad en la salvaguardia de la creación".