Al presidir el rezo del Angelus dominical, el Papa Benedicto XVI resaltó en este primer domingo de Adviento, tiempo de preparación para la Navidad, que toda persona humana tiene necesidad de la esperanza que Cristo da, porque Él es su fundamento.
En su reflexión sobre el inicio del Año Litúrgico que comienza con este tiempo de Adviento, el Santo Padre explicó que “la Iglesia abre a los fieles las riquezas de las acciones salvíficas y de los méritos de su Señor, para que sean hechas presentes de algún modo en cada tiempo, a fin de que los fieles puedan estar en contacto y llenarse de la gracia de la salvación”.
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Tras resaltar que el centro de la liturgia es Cristo y que el Año Litúrgico –que comienza hoy con el inicio del Adviento– es el tiempo “desde la perspectiva de Dios”, el Papa destacó que esta celebración es importante porque “el mundo contemporáneo tiene necesidad de esperanza”. De ella “tienen necesidad los pueblos en vías de desarrollo, pero también los económicamente desarrollados”.
Seguidamente Benedicto XVI alertó de las falsas seguridades que no llevan a nada y recordó que “el Señor Jesús ha venido en el pasado, viene en el presente, y vendrá en el futuro. Él abarca todas las dimensiones del tiempo, porque ha muerto y resucitado. Él es el que Vive, y mientras comparte nuestra precariedad humana, permanece para siempre y nos ofrece la estabilidad misma de Dios”.
“Es ‘carne’ como nosotros y es ‘roca’ como Dios. Quien anhela la libertad, la justicia y la paz puede levantarse y elevar la cabeza, porque en Cristo la liberación está cerca como leemos en el Evangelio de hoy”.
Así, resaltó el Papa, “podemos afirmar que Jesucristo no mira sólo a los cristianos, o sólo a los creyentes, sino a todos los hombres, porque Él es el centro de la fe y es también el fundamento de la esperanza. Y de la esperanza cada ser humano tiene constantemente necesidad”.
Benedicto XVI concluyó evocando a la Virgen María que encarna plenamente la humanidad que vive en la esperanza basada en la fe en Dios vivo; y que está “bien plantada en el presente, en el hoy de la salvación” y le pidió nos ayude aprender de ella para acoger en el Adviento “con alegría y responsabilidad, la venida de Dios en nuestra historia personal y social”.
En su saludo en español, el Papa invitó a ”avivar el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, intensificando la oración, participando frecuentemente en la Eucaristía y dando un testimonio elocuente de caridad. Que a ello os ayude la intercesión de la Virgen Santísima, a cuyas manos de Madre encomendamos el compromiso por la paz y la justicia entre los pueblos. Feliz Domingo”.