El Arzobispo de Mosul, Mons. Basile Georges Casmoussa, denunció que los atentados anticristianos ocurridos en Irak el jueves que destruyeron una iglesia y afectaron seriamente un convento "demuestran que existe una estrategia para cancelar nuestro patrimonio cultural y más de dos mil años de historia", realizada por grupos extremistas musulmanes.
En entrevista concedida a L’Osservatore Romano, el Prelado señaló que estos grupos islámicos "quieren desestabilizar el clima de confianza en nuestro país. Debemos oponernos con la fuerza y con la oración a este clima de odio".
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La estrategia de estos grupos, explicó, "es clara. Apenas la situación se calma y aparece la posibilidad de que los cristianos puedan retornar a sus casas en sus ciudades, entonces el terror y la violencia reaparecen más amenazantes. No es la primera vez que grupos extremistas golpean símbolos de la comunidad cristiana en Irak. Y no es la primera vez que sacerdotes y religiosas pagan con la sangre".
Tras recordar que en marzo de 2008 fue asesinado el Arzobispo Rahho, Mons. Casmoussa dijo que "parece que nadie está en capacidad de garantizar la seguridad a los cristianos iraquíes. En enero serán las elecciones y existen sectores extremistas que con la violencia quieren imponer sus propias líneas políticas".
Finalmente el Arzobispo señaló que "el único camino por recorrer para aplacar la violencia es el diálogo. Solo así podremos aislar a estos grupos extremistas y ser un país tolerante. Ahora debemos buscar estar cerca de nuestra pequeña comunidad y darnos fuerza y aliento".