Al recibir las cartas credenciales de la nueva embajadora de Panamá, Delia Cárdenas Christie, el Papa Benedicto XVI pidió a la nación centroamericana proteger la vida y la familia.
En su discurso, el Santo Padre animó a los panameños a “trabajar por una mayor igualdad social, económica y cultural entre los distintos sectores de la sociedad, de manera que renunciando a los intereses egoístas, afianzando la solidaridad y conciliando voluntades se vaya desterrando”.
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El Pontífice subrayó que “el mensaje del Evangelio ha jugado un papel esencial y constructivo en la configuración de la identidad panameña, formando parte del patrimonio espiritual y del acerbo cultural de esa Nación”.
"Especial relevancia tiene la presencia de la Iglesia en el campo educativo y en la asistencia a los pobres, los enfermos, los encarcelados y los emigrantes, y en la defensa de aspectos tan primordiales como el compromiso por la justicia social, la lucha contra la corrupción, el trabajo en favor de la paz, la inviolabilidad del derecho a la vida humana desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, así como la salvaguardia de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer”, destacó el Papa.
“Éstos son elementos irreemplazables para crear un sano tejido social y edificar una sociedad vigorosa, precisamente por la solidez de los valores morales que la sustentan, ennoblecen y dignifican”, agregó.
Benedicto XVI se refirió a continuación al compromiso de las autoridades panameñas “de fortalecer las instituciones democráticas y una vida pública fundamentada en robustos pilares éticos”.
Al respecto, destacó que “no se han de escatimar esfuerzos para fomentar un sistema jurídico eficiente e independiente, y que se actúe en todos los ámbitos con honradez, transparencia en la gestión comunitaria y profesionalidad y diligencia en la resolución de los problemas que afectan a los ciudadanos”.
El Santo Padre elogió luego “el valioso papel que Panamá está desempeñando para la estabilidad política del área centroamericana, en unos momentos en los que la coyuntura actual pone de relieve cómo un progreso consistente y armónico de la comunidad humana no depende únicamente del desarrollo económico o los descubrimientos tecnológicos”.
El Papa concluyó alentando a Panamá a inculcar a las nuevas generaciones “un verdadero humanismo, sembrado en la familia y cultivado en la escuela, de modo que la pujanza de la Nación sea fruto del crecimiento integral de la persona y de todas las personas”.