En su intervención en el Sínodo de los Obispos de África que se realiza en el Vaticano, el Director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf, desmintió el mito que plantean algunos sobre la directa dependencia del aumento del hambre en el mundo con el aumento de la población.
Así lo refirió el Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, Mons. Renato Volante, en entrevista concedida a L'Osservatore Romano ante la próxima visita del Papa Benedicto XVI a la sede de este organismo, explicando que Diouf hizo esta explicación respondiendo a una de las preguntas de los padres sinodales.
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El Nuncio explicó que este mito es "ciertamente un falso problema".
Ya en 1996, dijo Mons. Volante, Juan Pablo II lo señaló claramente: "Sería ilusorio creer que una estabilización arbitraria de la población mundial pueda directamente resolver el problema del hambre".
Entonces, continuó el Prelado vaticano, "el señor Diouf, de modo claro y sintético, ha repetido el mismo concepto: no es el número de la población la que crea el hambre en el mundo".
Lo que genera el hambre, explicó el Nuncio, "es la falta de agua, las diferencias entre un mundo opulento, que bota el alimento, y un mundo pobre, que no tiene alimento; es el escándalo de la destrucción de la comida en los países ricos que no pueden ser donados a países que sufren hambre por motivos jurídicos".
Estos, concluyó Mons. Volante, "son los elementos que crean el hambre en el mundo y no la población. Y a estos elementos debe atribuirse, con frecuencia, la falta de solidaridad y el egoísmo de muchos de nosotros".