El diario oficioso del Vaticano, L’Osservatore Romano (LOR) comentó que el premio Nobel de la Paz otorgado al Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es todavía prematuro y constituye más una invitación a optar por la paz a través de la política. Es además un cuestionamiento a su posición ante diversos temas bioéticos, especialmente el del aborto.
La nota señala que “la asignación del premio Nobel de la Paz a Barack Obama ha tomado un poco a todos por sorpresa, en primer lugar al mismo Presidente de Estados Unidos”.
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Seguidamente recuerda que “en los últimos 90 años, el premio nunca se había entregado a un presidente estadounidense en funciones –cuando lo obtuvo en 2002, Jimmy Carter ya había cumplido desde hacía tiempo su mandato– involucrado en la política y susceptible, entonces, de tomar decisiones en diversos planos de la paz”.
Tal vez por esto, prosigue, “los analistas han definido casi unánimemente esta asignación como una forma de presión para inclinar a Obama hacia opciones pacifistas en lo que sigue de su mandato”.
La nota cuestiona luego esta postura del mandatario pues sus últimas medidas en Irak y Afganistán “parecen colocarse a medio camino entre una fidelidad a los principios pacifistas proclamados en la campaña electoral y una política más realista, que alguno ha definido como continuación de la del ‘belicista’ Bush”.
Esta política oscilante, indica LOR, es “muy similar a la que tiene el Presidente estadounidense en relación a los grandes temas bioéticos, primero que nada a propósito del aborto, que tantas polémicas ha suscitado entre los católicos del país”.
“Recibiendo el codiciado reconocimiento, Obama debería recordar que en 1979 fue precedido por la Madre Teresa de Calculta, quien tuvo el valor, en su declaración oficial en ocasión del recibimiento del galardón, de recordar que la guerra más dura, y con mayor número de ‘caídos’ es la práctica del aborto, legalizado y facilitado también por las estructuras internacionales”.
El texto de L’Osservatore Romano se refiere luego al hecho que durante años el Papa Juan Pablo II fue candidato a recibir el Nobel de la Paz y que pese a ser un gran favorito, nunca le fue otorgada la distinción, tampoco en 2003 “tras la condena de la guerra en Irak”.
“El Papa Wojtyla era considerado por los miembros del jurado demasiado ‘conservador’ en otros ámbitos y (el jurado) temía que, premiándola con él a la Iglesia Católica que se privilegiara una confesión religiosa importante en desmedro de otras. Temores que evidentemente han sido superados en el caso, muchísimo más controvertido, de la premiación a Obama”.
Una vez más, dice LOR, “el premio Nobel de la Paz suscita sorpresa y críticas, desde el momento en que los criterios de designación se ven con frecuencia influenciados por un pensamiento políticamente correcto”.
Sin embargo, concluye, “al mismo tiempo, como ha declarado el Director de la Sala Stampa de la Santa Sede, no podemos sino alegrarnos al ver reconocido en el Presidente Obama el esfuerzo por el desarme nuclear y la disposición personal a una política que quiere obtener la paz más que afirmar la potencia estadounidense en el mundo”.