En su discurso al finalizar el concierto "Los jóvenes contra la guerra" realizado en el auditorio de la Via della Conciliazione al recordarse el 70 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Benedicto XVI alentó a las nuevas generaciones a no ceder nunca a la tentación del conflicto y por el contrario los animó a trabajar por la paz.
Al concluir este evento a cargo de la InterRegionales Jugendsinfonie Orchester, dirigida por Jochem Hochstenbach, que se intercaló con dos poesías de niños, el Santo Padre expresó su alegría por haber participado en el concierto que "utilizando el lenguaje universal de la música pretende impulsar a los jóvenes a construir juntos el futuro del mundo basándose en los valores de la paz y la fraternidad entre los seres humanos".
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"Esta noche vuelve a nuestra memoria la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, dolorosa página de la historia, empapada de violencia e inhumanidad que causó la muerte de millones de personas, dejando divididos a los vencedores en una Europa que había que reconstruir".
La guerra, continuó el Papa, "que quiso el nacionalsocialismo, afectó a tantas poblaciones inocentes de Europa y de otros continentes, mientras el drama de la shoah se cebaba en el pueblo judío, objeto de un exterminio programado. Y, sin embargo, no faltaron llamamientos a la razón y a la paz lanzados por tantas personas. Aquí, en Roma, resonó emocionada la voz de mi venerado antecesor Pío XII, que en su mensaje radiofónico del 24 de agosto –en vísperas del estallido de la guerra– proclamó con decisión: 'Nada se pierde con la paz. Todo puede perderse con la guerra'".
"Recordar esos tristes acontecimientos debe ser una advertencia, sobre todo para las nuevas generaciones, para no ceder nunca más a la tentación de la guerra", alertó.
Recordando el 20º aniversario de la caída del muro de Berlín, "símbolo elocuente del final de los regímenes totalitarios comunistas del Este europeo", el Papa exclamó "¡Europa y el mundo entero tienen sed de libertad y de paz! Es necesario edificar juntos la verdadera civilización, que no se base en la fuerza sino que sea el fruto de la victoria sobre nosotros mismos, sobre las potencias de la injusticia, del egoísmo y del odio, que pueden llegar a desfigurar al ser humano!".
El movimiento ecuménico "puede contribuir a edificarla trabajando con los judíos y con todos los creyentes. ¡Dios nos bendiga y conceda a la humanidad el don de su paz!".
Este concierto fue organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, la embajada de Alemania ante la Santa Sede y el Europäisches KulturForum Mainau.