La oportuna decisión de una religiosa australiana permitió que unos 320 niños y adolescentes salvaran sus vidas ante el devastador tsunami que devastó Samoa hace unos días.
La religiosa salesiana Doris Barbero tiene a su cargo la escuela primaria San José en la aldea de Leava, ubicada al suroeste de Samoa Occidental. El terremoto de la semana pasada los sorprendió en clases.
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Junto a su equipo de religiosas y laicos, la hermana Doris sabía que tenía poco tiempo para reunir a los alumnos, con edades entre 4 y 15 años, y llevarlos a las montañas para ponerlos a salvo del eventual tsunami.
La religiosa sostiene que su primer reacción fue de alivio al ver que todos habían sobrevivido al sismo y que sus escuela –patrocinada por la Catholic Mission in Australia– no sufrió daños.
Sin embargo, la calma terminó en tanto se escuchó la advertencia de tsunami.
"Sabíamos que teníamos muy poco tiempo", declaró la religiosa a Catholic Communications de Australia en una llamada telefónica.
Subiendo a las montañas, ni la religiosa ni su equipo tenían certeza de qué tan lejos llegar para poner a todos a salvo.
El grupo se refugió en las alturas hasta el día siguiente y logró escapar del tsunami, sin embargo muchos aún desconocen el paradero de sus familiares que permanecieron en la parte baja de la isla.
La hermana Doris se ha propuesto recaudar fondos para construir un refugio en las montañas para estar preparados ante otro eventual tsunami.