Al presidir esta mañana la primera Congregación General de la Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos y ante 226 Padres Sinodales, el Papa Benedicto XVI señaló que "el cristianismo no es una suma de ideas, una filosofía, una teoría. Sino un modo de vivir. Es caridad. Es amor".
Al iniciar su reflexión, informa Radio Vaticana, el Santo Padre afirmó que "hemos comenzado nuestro Sínodo invocando al Espíritu Santo, pues bien sabemos que nosotros no podemos hacer lo que es necesario hacer por la Iglesia y por el mundo, en este momento. Sólo en la fuerza del Espíritu Santo podemos encontrar lo que es recto y seguirlo".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Tras afirmar que el "Espíritu divino nos permite conocer las realidades humanas a la luz de Dios", Benedicto XVI explicó que los límites de los análisis son aquellos meramente sociológicos. Se trata, dijo, de análisis "horizontales" que carecen de la dimensión "vertical".
"Si la primera relación, aquella fundamental, no es correcta, todas las otras relaciones no funcionan desde lo más profundo. Por lo tanto, todos nuestros análisis del mundo son insuficientes si no consideramos al mundo a la luz de Dios. Si no descubrimos que en la base de las injusticias y de la corrupción hay un corazón que no es recto. Hay una cerrazón hacia Dios y por lo tanto una falsificación de la relación fundamental sobre la cual han pasado todas las demás".
En su meditación, el Papa reflexionó en el Himno de la Hora Tercia, la oración que introduce la sesión sinodal matutina, y aseguró que es importante reconocer "la pequeñez humana ante Dios. Pequeñez de la que se derivan todos los vicios que destruyen la red social y la paz en el mundo".
Seguidamente el Papa destacó la grandeza, gratuidad y la cercanía del amor de Dios. "Las cosas de la ciencia, de la técnica cuestan grandes inversiones, aventuras espirituales y materiales costosas y difíciles. Pero Dios se da gratuitamente. Las grandes cosas de la vida –Dios, el amor y la verdad– son gratuitas y diría que sobre ello debemos meditar a menudo. Sobre esta gratuidad de Dios. Sobre el hecho que no hay necesidad de grandes dones materiales ni intelectuales para estar cerca de Dios: Dios está en mí, en mi corazón y en mis labios".
"El hombre que descubre la intimidad con lo divino debe testimoniarlo con todo su ser. Debe testimoniar la verdad de la caridad de Dios porque ésta es la esencia de la religión cristiana", enfatizó el Santo Padre.
"La caridad de Dios debe ser anunciada a la humanidad. A cada hombre, que para un cristiano es prójimo y hermano", precisó.
Benedicto XVI subrayó luego que "el cristianismo no es una suma de ideas, una filosofía, una teoría. Sino un modo de vivir. Es caridad. Es amor. Sólo así llegamos a ser cristianos: si la fe se transforma en caridad. Si es caridad. Nuestro Dios es por una parte ‘Logos’ -Razón eterna- pero esta Razón es también Amor. No es matemática fría que construye el universo. Esta Razón eterna es fuego. Es caridad. Ya en nosotros debería realizarse esta unidad de razón y caridad, de fe y caridad".
Evocando al Buen Samaritano de la liturgia de hoy, Benedicto XVI resaltó que "la caridad no es una cosa individual, sino universal. Universal y concreta. Hay que abrir realmente los confines entre tribus, etnias y religiones a la universalidad del amor de Dios en nuestros ámbitos de vida, todo lo concretamente que sea necesario".
"Roguemos al Señor que nos done el Espíritu Santo, que os done un nuevo Pentecostés, que nos ayude a ser sus servidores en esta hora del mundo", concluyó.