El abogado y experto Raúl Mayoral, uno de los organizadores del Congreso de Juristas Católicos que celebró la Asociación Católica de Propagandistas en Madrid el pasado fin de semana señaló que en el tema de la defensa de los derechos humanos fundamentales, "la guerra es cultural antes que jurídica".
En entrevista concedida al diario español La Razón en el marco del citado evento, Mayoral señala que "primero necesitamos aulas, colegios, medios de comunicación, televisión, películas. Ganada la batalla cultural, ganas la política, y con ella la jurídica. Necesitamos formar a los jóvenes".
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Seguidamente denunció que "el Estado quiere quitar a los padres sus derechos sobre los niños, que las chicas aborten con 16 años sin que se entere su madre. También la Alemania nazi encuadraba a todos los chicos en sus organizaciones, alejándolos de los padres", ante lo cual está la objeción de conciencia que es "un derecho constitucional, aplicable a muchos temas".
Mayoral denuncia luego el positivismo jurídico, un concepto defendido por el Jefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien señaló que "no se puede ir contra una ley aprobada en el Parlamento". Esa frase, explica el experto jurista describe el citado concepto porque eso es "pensar que algo es bueno porque lo dice un parlamento, cuando en realidad los derechos de las personas son previos, independientes de los parlamentos".
Tras comentar luego el estrecho nexo que existe entre derechos humanos y cristianismo, el experto recuerda que el Papa Clemente VI estableció la primera formulación jurídica de estos en sus bulas del siglo XIV.
"Clemente defendía a los judíos en una época en que los linchaban por las calles porque muchos creían que eran los culpables de la peste negra. Los cristianos podemos sentir muy nuestros los derechos humanos", explicó.
A continuación denunció que "la UNESCO y otros organismos de Naciones Unidas hoy tergiversan el lenguaje para adoctrinar a los jóvenes en ideología de género, que en sus textos nunca se hable de 'madre' y sólo de 'mujer', etc. Primero pervierten el lenguaje y luego fuerzan las leyes existentes, cambiando su sentido, como sucede con el concepto de 'matrimonio' homosexual o de 'derecho' al aborto".