El Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Antonio Ceballos Atienza, invitó a los fieles a vivir el perdón con los encarcelados, ya que ocultarlo "y no hacer nada, no es de cristianos", y recordó que la condena del delito se dirige al mal y al pecado, pero "extendiendo la mano al delincuente hermano para salvarlo".
El Prelado hizo esta afirmación en una carta pastoral con motivo de la festividad de la Virgen de la Merced, Patrona de la pastoral penitenciaria y "de nuestros hermanos y hermanas privados de libertad".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Mons. Ceballos recordó que vivir el perdón con los encarcelados no es asunto de "justificar el mal moral o la injusticia", sino una actitud que "no tiene excepciones posibles, como tampoco tiene excepción posible el amor y el perdón que el Padre Dios nos regala y otorga a todos sus hijos".
"Ocultar el ‘no perdón’ bajo las frases ‘si están allí será por algo’, ‘que no lo hubieran hecho’, ‘que lo hubieran pensado antes’, así como otras que suenan peor, y no hacer nada no es de seguidores de Jesús que en el momento de morir gritó al Padre pidiéndole el perdón en favor de los que le mataban. Es imposible seguir a Jesús sin amar y perdonar", subrayó.
El Prelado mencionó además que si bien "algunos nos critican porque parece que queremos justificar el delito cuando intentamos tender la mano al delincuente, la respuesta cristiana a la equivocación y al delito solo puede ser la de condena al mal y al pecado, pero extendiendo la mano al delincuente hermano para salvarlo".
El Obispo de Cádiz y Ceuta señaló que "todos podemos tomar conciencia de esta realidad dolorosa y triste que existe (los encarcelados) y decidir qué acciones podemos poner en práctica en su favor y en el de sus familias tanto en el orden espiritual y religioso como en el orden asistencial, de acogida y seguimiento, posteriores, de prevención en la sociedad".
Finalmente, el Prelado recordó que "en la prisión también está la Madre, María la Virgen de la Merced. Ella, que se hizo ‘esclava del Señor’, mereció por su humildad y servicialidad traernos al mismo autor de la libertad, al Señor Jesús. Ella nos fue dada por Jesús, como Madre, antes de morir en la Cruz. Que ella en el día de su fiesta y siempre, os bendiga, os cubra con su manto de bondad y nos acaricie y sonría a todos".