En un mensaje dado a conocer por el final del Ramadán islámico, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso resaltó que "rechazar los fenómenos del extremismo y la pobreza implica necesariamente la lucha contra la pobreza mediante la promoción de un desarrollo humano integral".
En el texto titulado "Cristianos y musulmanes: juntos para vencer la pobreza" y firmado por el Cardenal Jean-Louis Tauran y el Arzobispo Pier Luigi Celata, respectivamente Presidente y Secretario del mencionado dicasterio, se recuerda que existen, como ha dicho el Papa Benedicto XVI, dos tipos de pobreza: una que debe combatirse y una de que debe abrazarse
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"La pobreza a combatir es patente a los ojos de todos: el hambre, la falta de agua potable, la penuria de atenciones medicas y de vivienda adecuada, la carencia de sistemas educativos y culturales, el analfabetismo, sin olvidar, por otra parte, le existencia de nuevas formas de pobreza, 'por ejemplo en las sociedades ricas y avanzadas, ...fenómenos de marginación, de pobreza relacional, moral y espiritual'".
La pobreza a abrazar, prosigue el texto, "es la que nos invita a un estilo de vida simple y esencial que evite el desperdicio y respete el medio ambiente y todos los bienes de la Creación. Esta pobreza es también, al menos durante ciertos periodos del año, la de la frugalidad y del ayuno. La pobreza así elegida predispone a salir de nosotros mismos y dilata el corazón".
"Como creyentes, desear el acuerdo para buscar juntos soluciones justas y duraderas al flagelo de la pobreza significa también reflexionar sobre los graves problemas de nuestro tiempo y, cuando sea posible, comprometerse conjuntamente para encontrar una respuesta adecuada.
Seguidamente el mensaje subraya que "una mirada atenta sobre el complejo fenómeno de la pobreza nos conduce a ver fundamentalmente su origen en la falta de respeto a la dignidad innata de la persona humana y nos llama a una solidaridad global, por ejemplo mediante la adopción de un 'código ético común' cuyas normas no tendrían solamente un carácter convencional, sino que estarían enraizadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano".
"Parece que en diversos lugares del mundo nos hemos pasado de la tolerancia al encuentro, a partir de un modo común de vivir y de preocupaciones compartidas. Lo que ciertamente constituye una importante meta conseguida", concluye.