El Obispo de Ica, Mons. Héctor Vera, explicó que para contrarrestar la cultura de muerte es preciso recordar que las relaciones conyugales se deben basar en la donación mutua, que la vida humana es un don y que cada hombre es fruto del amor.
El Prelado participó en el Congreso Internacional “Caridad, Reconciliación y Dignidad Humana” con la ponencia “Defensa de la dignidad humana en una cultura de muerte”.
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El Obispo recordó que “el hombre mismo es una donación” y no se puede “separar la condición unitiva de la procreante del amor”.
Según el Prelado, “no haber manejado correctamente el concepto de que la vida es un don” ha suscitado errores gravísimos para la sociedad como “el maltrato de la vida y de la dignidad humana”.
Tras reiterar que “la Iglesia siempre se pone del lado exigente de la vida como don” cuando ésta es instrumentalizada en nombre de la ciencia, denunció que “la sociedad quiere facilitar el camino del aborto” comenzando por el lenguaje.
“En el lenguaje serio, el aborto es un crimen”, recordó y advirtió que los promotores de esta práctica la difunden con eufemismos “para que no cree complejos de conciencia”, llamándolo “alteración del endometrio”, “evacuación del útero”, o “legrado”.
Mons. Vera señaló que cuando los atentados contra la vida son planteados como derecho, “no se está manejando una antropología correcta” ni se “maneja una concepción clara de lo que es la vida” y el amor como fuerza transformadora de la sociedad.
Luego, tres expertos participaron en un panel sobre “Concepciones del ser humano”. El doctor Renzo Paccini, del Comité de Ética de la Conferencia Episcopal Peruana, abordó los “Reduccionismos biologistas” como el “sociobiologismo” que plantea que “cualquier fenómeno humano podría ser explicado con mecanismos puramente físico-químicos, moleculares” y “el hombre mismo sería explicado como una combinación de tipo mecánico” justificando “prácticas como el eugenismo, que ha encontrado un nuevo y amplio campo de despliegue con la aplicación de la biotecnología a la vida humana, especialmente en el acto mismo en que ésta es concebida”.
Paccini advirtió que en esta “batalla cultural decisiva”, “lo que está en juego no es ‘simplemente’ la vida de seres humanos en estado embrional. Lo que está en juego es el hecho humano mismo a causa de la manipulación de la biología del cuerpo, del acto procreador humano, y de relaciones humanas fundamentales como las parentales, pilar de las relaciones sociales fraternas, que inexorablemente se ven deterioradas”.
Por su parte, Pablo Lego, director del Programa de Psicología de la Universidad Católica San Pablo de Perú, abordó los “Reduccionismos psicologistas” y Mark Giszczak de la Catholic University of America, Estados Unidos se refirió a “La dignidad humana en las cartas de San Pablo”.
Sobre este último tema, Giszczak recordó que “la idea de que el ser humano es digno de ser salvado es fundamental para una adecuada comprensión del Evangelio. Sin embargo, esta dignidad no tiene su origen en el propio hombre, pues es en sí misma un don de Dios, que creó al hombre a su imagen”.
“Cuando los no creyentes ven el amor que los cristianos se tienen uno por el otro, ven a Cristo en medio de ellos. Por tanto, cuando nos amamos unos a otros en Cristo, damos testimonio de la dignidad humana, y por tanto damos testimonio de Cristo”, añadió.