El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Gustavo Rodríguez Vega, advirtió que la situación de pobreza y la imposibilidad de gozar de una vida digna es una tentación que puede llevar a la ilegalidad y la descomposición social.
"En concreto no podríamos dar una estadística, pero seguramente hay muchos pobres que en su desesperación han optado por caminos de ilegalidad y criminalidad. Al ver la dificultad o la imposibilidad de obtener un salario para tener una vida digna pues es fácil sucumbir a la tentación del dinero fácil", expresó el Prelado a un medio local.
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Mons. Rodríguez indicó que no se sabe hasta qué grado, pero pobreza y violencia "son fenómenos que se reclaman mutuamente. La descomposición social de la violencia, en el fondo tiene su origen en la pobreza".
En ese sentido, indicó que la Iglesia busca "pensar en nuestras responsabilidades en lo que nos exige la situación de pobreza en cuanto a como Iglesia, qué respuestas vamos a dar, qué compromisos vamos a tomar como Iglesia ante esas realidades".
Durante la entrevista añadió que "a cada fiel le corresponde abrir su mente y su corazón a estas realidades económicas difíciles; abrirlos a la solidaridad, al amor, de tal forma que todos nos sintamos responsables de todos". La pobreza, afirmó, es "una situación común que estamos viviendo y que si se enfrenta en forma asociada, en forma solidaria tendremos respuestas más eficaces".
Con respecto al trabajo con el Gobierno, señaló que "es poca la conjunción; hay un gran desconocimiento de acciones que se vienen trabajando. Pero, estoy seguro que la Iglesia debe esforzarse no solamente por actuar en favor de los pobres y contra la pobreza, sino también de asociarse con otros grupos civiles o instancias públicas, colaborar con ellos, poner un granito de arena".
El Prelado dio estas declaraciones en el marco del Encuentro Nacional de Pastoral Social que se realiza en la sede del Episcopado.