En una homilía pronunciada el 12 de este mes, conmemorando los 25 años de la creación del seminario Santo Cura de Ars, en la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, Mons. Agustín Radrizzani propuso algunos elementos que contribuyen al fortalecimiento de la vocación de los jóvenes llamados al sacerdocio.
Hablando en el marco del Año del Sacerdocio, que tiene como patrono precisamente a San Juan María Vianney, el Prelado reflexionó sobre "el camino vocacional" que los jóvenes han seguido para llegar al seminario donde se forman para ser sacerdotes.
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Ante todo, mencionó "el acompañamiento dedicado de algún sacerdote ¡cómo no valorar y agradecer esa primera propuesta o ese primer diálogo! que sembró la pregunta: ¿y si Jesús me llama para el sacerdocio?".
Luego destacó que "el contexto eclesial parroquial, con los grupos de apostolado, de oración, de celebración de la fe en la Reconciliación y en la Eucaristía, indudablemente han contribuido a generar el clima apto para el florecimiento de la vocación".
"En muchos, además, la familia habrá constituido la primera experiencia de Iglesia, donde la vivencia del mandamiento del amor, la oración en común, el testimonio elocuente de la vivencia de la fe, formaron la atmósfera ideal para el crecimiento de la semilla en el llamado".
Mons. Radrizzani invitó a los presentes y futuros sacerdotes ser "como se decía en los tiempos apostólicos ‘la garganta del mundo’. Garganta que reza, canta y grita en nombre del pueblo hacia Dios, ya que oramos por nuestro pueblo como parte del officium Amoris (servicio del Amor)".
El Prelado reconoció que "nuestro sistema nervioso se pone a prueba ante las fluctuaciones anímicas de los jóvenes y los grupos juveniles; las angustias y conflictos de los matrimonios; la impotencia de no saber cómo ayudar más a los pobres y aquellos a quienes Aparecida define como ‘sobrantes’; la tristeza que nace en el corazón sacerdotal cuando sabemos que una chica o un muchacho de nuestra comunidad incursionó en el mundo de la droga…".
Sin embargo, "la fe en el Maestro divino nos da la fuerza para mirar con confianza el futuro", destacó.
"Quisiera pedirles a Uds. queridos jóvenes seminaristas, que se reflejen siempre en Jesús Buen Pastor, en el santo patrono, San Juan María Vianney y en tantos sacerdotes buenos que tenemos en la arquidiócesis", concluyó.