En un telegrama enviado al Arzobispo de Quito y Primado de Ecuador, Mons. Raúl Vela Chiriboga, el Papa Benedicto XVI se unió a las celebraciones por el bicentenario de la independencia de Ecuador y recordó que sin Dios no es posible construir el porvenir de una nación.
En el telegrama firmado por el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, se lee que "con ocasión del Bicentenario del Primer Grito de la Independencia, Su Santidad Benedicto XVI desea hacer llegar al pueblo del Ecuador su cordial saludo y cercanía espiritual, asegurando un particular recuerdo en su plegaria, en la que ruega al Señor que derrame abundantemente los dones de su gracia sobre los amados hijos de esa noble tierra para que, fieles a sus grandes valores humanos y cristianos, contribuyan a construir una sociedad cada vez más fraterna, justa y solidaria".
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Asimismo, señala que ante la magnitud de la tarea que han de afrontar, "se vean sostenidos por la fe en el auxilio divino, pues el hombre no es capaz de gestionar el propio porvenir sin contar con esas dimensiones que tienen en Dios su inicio y su cumplimiento".
"Al mismo tiempo que invoca la protección de Nuestra Señora de la Presentación del Quinché, celestial patrona de ese País, imparte con afecto a todos los ecuatorianos, tan presentes en su corazón, una especial Bendición Apostólica", concluye el texto dado a conocer por Radio Vaticano.
El mensaje del Papa Benedicto XVI fue leído tras la Celebración Eucarística que presidió Mons. Vela en la Catedral de Quito, ante diversas autoridades civiles y militares de este país. En su homilía, el Prelado explicó que celebrar la Palabra y la Eucaristía constituye una acción de gracias por excelencia, en este día tan especial para los que forman esa amada patria del Ecuador.
Al comentar la reciente encíclica del Papa, Caritas in veritate, el Arzobispo indicó que en este documento Benedicto XVI "impulsa el bienestar de las naciones a través del desarrollo y del trabajo, con honradez y responsabilidad, en un ambiente en donde impere la justicia y el derecho, pilares de la auténtica paz que todos buscamos, mientras peregrinamos en esta vida terrena que, como creyentes, nos prepara y dispone para que un día gocemos de la eternidad".