El Obispo de Phoenix, Mons. Thomas Olmsted, alentó en la Misa de inauguración de la convención anual de los Caballeros de Colón; la organización laica católica más grande del mundo, a no temer "las exigencias de la moralidad".
En una Eucaristía que fue concelebrada por ocho cardenales, 80 obispos y 100 sacerdotes; ante unos dos mil quinientos Caballeros de Colón, el Prelado meditó en el pasaje del Evangelio de Mateo en el que el Señor camina sobre las aguas y alienta a los discípulos a no tener miedo, pues Jesús quiere que quienes lo sigan, no teman y superen el temor.
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Este mensaje, dijo luego Mons. Olmsted, ha sido escuchado por San Juan María Vianney –cuya fiesta se celebra hoy– quien supo hacerle frente a los desafíos de su tiempo: los católicos de Ars "eran ignorantes en cuanto a su fe e indiferentes en su práctica, las adicciones estaban por todos lados, el matrimonio y la familia se desmoronaban. Lo que necesitaban era un sacerdote santo, un mensajero de Cristo que pudiera ayudarlos a superar sus temores esclavizantes y así rendirse con gratitud al amor de Dios".
Pero ellos, prosiguió, "temían las demandas morales que la fe iba a exigirles. Y por eso, al su llegada a la nueva parroquia en Ars, el P. Vianney no fue bienvenido. Este temor a las exigencias morales es el más grande miedo de la sociedad actual, un temor que hace que las personas no se rindan a la fe del Señor".
En esta Misa inaugural de la convención que este año tiene como tema "Estamos con Pedro en solidaridad con nuestros obispos y sacerdotes", el Obispo de Phoenix indicó que "nosotros seguidores de Cristo no tenemos que tener miedo porque, como el Ángel le dijo a María, 'nada es imposible para Dios'. Las exigencias de Dios no son una carga, cuando se llevan apoyados por la gran misericordia de Dios".
"La ley del Señor nos aleja del pecado y la desorientación que nos acecha; y nos dirige a la verdad, el bien y la belleza. Nos lleva a la madurez en Cristo", precisó.
Al finalizar y recordando las palabras del Apóstol Pedro en una de sus cartas en las que exhorta a vencer las dificultades, Mons. Olmsted afirmó que "sin importar 'las pruebas de fuego' que el Señor ponga ante nosotros, sin importar los temores que tengamos que afrontar, confiemos en las palabras de nuestro Redentor: '¡Ánimo, soy Yo. No temáis!".
Antes de comenzar la Eucaristía, algunas reliquias de San Juan María Vianney fueron llevadas al altar durante la procesión de entrada.
Más información sobre la convención: http://www.kofc.org/eb/es/index.html