El P. Aldo Armellin, sacerdote encargado por la diócesis de Aosta para los contactos con la residencia de Las Combes, en donde el Papa Benedicto XVI reposa, señaló que los lugareños viven la presencia del Pontífice "como un momento de gracia" y como "un evento capaz de infundir nuevas emociones".
Tras comentar que muchos esperan con ansias las palabras del Papa Benedicto XVI este viernes en el rezo de las Vísperas en Aosta y luego en el Ángelus dominical, el sacerdote comenta que la convivencia de los locales con el Santo Padre "siempre ha sido respetuosa de sus exigencias" y que la comunidad "lo acompaña con sus oraciones, respetando su reposo y acogiendo las eventuales posibilidades de encuentro como un regalo", como el sostenido por el Pontífice con algunos niños a quienes saludó y con quienes dialogó brevemente ayer por la tarde.
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"Son muchos los que buscan acercarse al Papa a través de mensajes, o que quieren expresarle su gratitud enviándole un regalo simbólico, o hay otros que también quieren demostrar concretamente su afecto y familiaridad a través de un dulce típico, hecho por ellos mismos". Por todo esto y otras razones, añade, el Santo Padre "ha decidido encontrarse con algunos el viernes por la tarde, luego de las vísperas cuando pase por Introd".
Seguramente, concluye en la entrevista concedida a L'Osservatore Romano, los lugareños "tienen una gran devoción por el Sucesor de Pedro. Pero tampoco se puede excluir una cierta curiosidad debido a la excepcional presencia del Papa que no se tiene todos los días".