En un artículo titulado "La magia ya no es más un juego sorprendente", el diario oficioso del Vaticano, L'Osservatore Romano comenta la nueva película de la serie de Harry Potter, escrita por J.K. Rowling "Harry Potter y el Príncipe Mestizo" (o "Harry Potter y el misterio del Príncipe").
En la víspera del estreno mundial, este 15 de julio, de la mencionada cinta, el artículo de LOR señala que "la magia ya no es más el sorprendente pasatiempo de los inicios, las pruebas por superar, en cuanto lo riesgosas y atemorizantes que resultan. Ya no son más aventuras para niños, incluso para los dotados de poderes excepcionales. Ahora –como se vio en el episodio anterior– realmente se arriesga la vida y lo que está en juego es grandísimo: impedir que las fuerzas de las tinieblas tomen la delantera".
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Seguidamente explica que "la psicología de los personajes toma una forma más precisa. En el quinto capítulo Harry vivía un periodo difícil, atormentado por sus sueños y sus demonios personales, por el recuerdo de sus padres asesinados por Voldemort. Y buscaba respuestas".
"Ahora –prosigue el artículo– parece no necesitarlas. No se hace muchas preguntas y sabe que tiene una tarea que debe cumplir. Se fía de Dumbledore, que no lo trata más como un alumno sino como un amigo. Y es consciente que el mundo mágico no está exento de insidias, junto a las que ha crecido en el pasado".
LOR critica luego como, en medio de todo, aparece constantemente una referencia a la "espiritualidad new age"; y que el film es acusado por algunos de "instigar a los jóvenes a la fuga de la realidad e instalar en ellos ilusiones de que existen poderes sobrenaturales con los cuales pueden controlar a placer el mundo. En suma, una saga deseducativa e incluso anticristiana".
Para el autor del artículo, Gaetano Vallini, en la propuesta de Rowling "falta una referencia a la trascendencia, a un diseño providencial en el que los hombres vivan sus historias personales y la historia tome forma. Así como es cierto que, en el mecanismo clásico de las fábulas, el protagonista se ve en medio de vivencias en las que la magia es casi siempre un instrumento en las manos del mal".
Vallini señala luego que en este film "no se puede decir que la hechicería –pero en este caso sería mejor hablar de magia– sea expuesta como un ideal positivo. Al contrario, parece muy clara la línea de demarcación entre quien hace el bien y quien hace el mal, y la identificación del lector o del espectador hace que uno se dirija a los primeros. En este último film en particular la distinción es un poco más clara. Queda claro que hacer el bien es la cosa justa que debe hacerse; y se comprende que esto conlleva sacrificio".
El texto considera también que en esta película, queda estigmatizada la "búsqueda espasmódica de la inmortalidad, de la que Voldemort es el emblema".
En opinión de Vallini, una de las intenciones de Rowling es la de desenmascarar "el mito de una razón que pretende tener una respuesta para todo", aunque seguramente, agrega, "distintas serían las interpretaciones que puede dar un niño o un adolescente".
Finalmente manifiesta que "es probable que al final de verla o de leerla, más que la fascinación de la magia (que queda solo como un pretexto de animación), permanezcan las escenas que reclaman valores como la amistad, el altruismo, la lealtad y el don de sí".