El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, exhortó a los padres a no caer en el error y el pecado de negar a sus hijos pequeños de recibir a Dios en el Bautismo, bajo el falso argumento de dejar que ellos decidan cuando sean grandes si serán o no cristianos.
"Esto no es sólo un error sino que me atrevo a decir que es también un pecado, una falta de piedad y de amor para con el hijo al cual dedican tantos cuidados y privan del mayor de los dones: lo privan de Dios", expresó el Prelado durante el programa Claves para un Mundo Mejor.
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Mons. Aguer dijo que este error "se registra incluso entre personas bien formadas" y "es totalmente contrario a la enseñanza y a la disciplina de la Iglesia". "Si esos padres son realmente católicos y viven su fe: ¿qué mejor pueden desear para sus hijos que el don inestimable de la gracia divina?", preguntó.
El Arzobispo de La Plata calificó de "curioso" que digan que prefieren que sus hijos decidan su fe en la adultez, cuando "esos mismos padres, aparentemente tan respetuosos de la libertad de sus hijos, les imponen toda clase de condicionamientos y determinaciones en otros campos de la educación", como gustos, estilos, e incluso, de qué club de fútbol deben ser simpatizantes.
"Les imponen montones de cosas, pero los privan del don de la fe y de la gracia de Dios durante los años decisivos en los que se configura la personalidad", advirtió.
El Prelado destacó que en Argentina todavía se conserva el valor del Bautismo. Sin embargo, señaló que junto a la dificultad de posponer este sacramento para la adultez, existen otras como la cada vez más frecuente elección de nombres paganos, aborígenes e incluso extravagantes, en perjuicio de los nombres cristianos.
Mons. Aguer señaló que también se están dando los casos "de padres que aún apreciando el Bautismo no tienen una conciencia clara del compromiso que ellos mismos están asumiendo. Porque al trasmitirles a sus hijos la vida de la fe están comprometiéndose a educarlos en esa misma fe".
El Arzobispo pidió a los argentinos no hacer del Bautismo una mera "especie de arrastre cultural, sino que sea una convicción cierta de que es un regalo de Dios que implica el compromiso de conciencia de los padres para educar cristianamente a sus hijos".
"El Bautismo de los niños es algo bellísimo porque es allí cuando se manifiesta con mayor plenitud la pura gratuidad de la gracia de la salvación, que nos hace hijos de Dios. El niño recibe esa gracia como un regalo total", afirmó.