Al recibir esta mañana las cartas credenciales del nuevo Enviado extraordinario y plenipotenciario de Haití, Carl-Henri Guiteau, el Papa Benedicto XVI alentó defender el medio ambiente con "con decisiones políticas y económicas conformes a la dignidad humana, así como con una cooperación internacional efectiva".
En su discurso, el Santo Padre recordó las catástrofes naturales de los últimos meses, que han causado graves daños en todo el país. Por ello, resaltó que "la vulnerabilidad de la nación a las intemperies, también ha llevado a una mayor toma de conciencia sobre la necesidad de cuidar la creación".
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"La protección del medio ambiente es un desafío para todos, porque se trata de defender y valorar un bien colectivo, destinado a todos, responsabilidad que debe llevar a las generaciones presentes a preocuparse de las generaciones futuras", añadió.
"La explotación desconsiderada de los recursos de la creación y sus consecuencias, que afecta gravemente sobre todo a la vida de los más pobres, no se puede afrontar eficazmente sino con decisiones políticas y económicas conformes a la dignidad humana, así como con una cooperación internacional efectiva".
Tras comentar que "no faltan signos de esperanza" en Haití, el Papa alentó "los esfuerzos de todos los que contribuyen a promover la protección de la vida y a restituir a la institución familiar toda su importancia, recuperando especialmente el valor del matrimonio en la sociedad".
"Es indispensable proporcionar un verdadero apoyo a las familias más necesitadas y asegurar una protección eficaz a las mujeres y a los niños que a veces son víctimas de violencias, de abandono o de injusticia", explicó.
El Santo Padre también aseguró que "la educación de los jóvenes también es una prioridad para el futuro de la nación. Esta tarea es importante y urgente para la calidad de la vida humana, tanto a nivel individual como social. En efecto, en las raíces de la pobreza se hallan a menudo diferentes formas de privación cultural". En este sentido expresó su satisfacción por el aprecio que tienen en el país las instituciones educativas de la Iglesia Católica.
Finalmente y dirigiéndose a la comunidad católica en Haití, Benedicto XVI la exhortó a realizar "su servicio a la sociedad, siempre atenta a las necesidades de los más pobres, y buscando con todos la unidad de la nación, en la fraternidad y la solidaridad. De este modo será un auténtico signo de esperanza para todos los haitianos".