Los Presidentes de las Conferencias Episcopales del G8 enviaron una carta a sus respectivos gobiernos en la que solicitan un decidido compromiso y medidas concretas para luchar contra la pobreza, en medio de la crisis financiera global, y alcanzar así los "objetivos del milenio".
En el texto, redactado por los obispos de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos, los prelados destacan que "paradójicamente los pobres que han contribuido menos a la crisis económica con la que el mundo hoy se enfrenta, serán quienes con más probabilidades sufran la devastación, sufriendo una aguda pobreza. A la luz de estos hechos, los países miembros del G8 deberían hacer frente a sus responsabilidades en la promoción del diálogo con las otras potencias para prevenir ulteriores crisis financieras".
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Este texto, escrito días antes de la cumbre del G8 que se realizará en julio en Italia, los obispos animan a la cooperación con los países pobres para que estos "puedan convertirse en agentes activos de su crecimiento, participando en las reformas políticas, gubernamentales, económicas y sociales al servicio del bien común".
Seguidamente los prelados solicitan que se refuercen los "procesos de paz de modo que los conflictos armados no privando a los países de los recursos necesarios para el desarrollo".
Luego de animar a enfrentar el cambio climático global, los obispos recuerdan que "proteger a los desheredados y al planeta no son ideales contrarios sino una prioridad moral para todas las personas de este mundo". Si bien el G8 enfrenta una crisis económica, "sus acciones están en capacidad de llevar una luz de esperanza al mundo en que vivimos", añade el texto..
Al finalizar la carta los prelados destacan que la tradición moral de la Iglesia "está en proteger la vida humana y su dignidad, especialmente la de los miembros más débiles y vulnerables de la familia humana. En el rostro de los pobres la Iglesia Católica ve el rostro de Cristo que estamos llamados a servir en todos los países del mundo".