El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, denunció que a través de nuevas materias, el Estado ha comenzado a imponer en las escuelas argentinas ciertas ideologías en vez de promover una formación integral de los alumnos.
En su programa televisivo "Claves para un Mundo Mejor", el Arzobispo explicó que el Estado impone una cierta ideología, que se filtra en los contenidos curriculares, como se comprueba en los materiales que se difunden a los docentes y en algunas "políticas de Estado" que van siendo establecidas por comisiones interministeriales, sobre todo de Educación y Salud.
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"La nueva materia ‘Construcción de Ciudadanía’ impone una teoría crítica que pretende hacer del niño, del alumno, un pequeño teórico-crítico para cambiar la sociedad, alterando el orden que corresponde en la transmisión de los conocimientos. Se descuidan los saberes básicos y, sin embargo, se insiste en esta perspectiva crítica que es marcadamente ideológica. La fuente de inspiración es el neomarxismo de la Escuela de Frankfurt. ¿Acaso de las escuelas argentinas se quiere sacar analfabetos revolucionarios?", indicó.
Asimismo, se refirió a la materia de Educación Sexual. "Sobre este tema hubo y sigue habiendo mucha discusión, pero me pregunto si los padres de familia saben qué es lo que se trasmite a sus chicos en la escuela; tendrían que informarse e interesarse seriamente sobre todo porque en esta área se impuso, casi de un modo indiscutible, la ideología de género", advirtió.
"Según esta perspectiva -explicó el prelado-, la sexualidad no se inscribe en la naturaleza de la persona, no es una realidad biológica, psicológica, afectiva y espiritual, sino una construcción histórica y socio-cultural. Se es varón o mujer no porque uno haya nacido varón o mujer, sino porque lo hace tal la cultura, que modela el género de las personas. Se propone una escisión entre sexo y género, de modo que se pueda hablar de diversas opciones sexuales; todas serían igualmente válidas".
Mons. Aguer también se refirió al desprecio de la maternidad. "Es curioso cómo, en nombre de la promoción de la mujer, se denigra la figura femenina; sobre todo no se quiere aceptar su vocación materna, porque la maternidad es vista como una carga, ya que la sexualidad está totalmente separada del matrimonio, la constitución de la familia, el amor permanente, la transmisión de la vida… ¿Qué clase de educación puede fundarse en estos principios?", se preguntó.
"Pues bien, no hay religión en las escuelas pero sí una concepción reduccionista del ser humano que va configurando toda una manera de ver las cosas, que trasmite una cierta cosmovisión. Podemos preguntarnos entonces: ¿cómo se salva la libertad de conciencia y el derecho de los padres de familia a que sus hijos sean educados de acuerdo con sus propias convicciones? Es un derecho inalienable, que el Estado debe respetar, y es un deber, una responsabilidad que los padres no pueden soslayar", concluyó.