El Obispo Prelado de Ayaviri, Mons. Kay Schmalhausen, exhortó a los presbíteros a hacer del Año del Sacerdote una ocasión para ser santos y ejemplos de fidelidad a Cristo ante los feligreses, recurriendo para ello a la oración continua, la celebración Eucarística y la Palabra de Dios.
Durante la Misa de inauguración del Año Sacerdotal, Mons. Schmalhausen señaló que en los últimos años la Iglesia ha experimentado con dolor escándalos que "han afectado a una pequeña porción de sacerdotes en el mundo", y que han sido hartamente cebados por los medios de comunicación, "muchas veces con la artera intención de humillar el rostro de la Iglesia y afectar su credibilidad entre los fieles".
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El Obispo también recordó que el Papa Benedicto XVI ha pedido orar vivamente a Cristo por la reparación de aquellas faltas que afectaron a terceras personas, víctimas inocentes.
Por ello, el Prelado alentó a los presbíteros a orar para que a lo largo de todo este año, "el Señor nos conceda la gracia de ser verdaderamente santos sacerdotes, ministros de Su amor, auténticos servidores de la comunión y de la reconciliación a favor de todos los hombres sin distinción".
Durante la homilía, Mons. Schmalhausen recordó a los sacerdotes que son ministros "del amor siempre fiel de Dios". Sin embargo, preguntó si "¿puede existir fortaleza interior sin acción del Espíritu? ¿Acaso es la acción del Espíritu Santo una suerte de acto de magia al margen de nuestra libertad, o se realiza más bien en las coordenadas de nuestra cooperación humana con la gracia?".
Para ello, explicó, es necesario cultivar la oración diaria, los encuentros con el Señor en el Sagrario, la Misa diaria, la Liturgia de la Horas "y medios como la dirección espiritual y la confesión frecuentes". Recordó que estos instrumentos, "asumidos con verdadera fe, espíritu de devoción y auténtica piedad son además la fuente absolutamente necesaria que nutre su santidad de vida".
Mons. Schmalhausen recordó que el ministerio sacerdotal "brota del costado de Cristo atravesado en la cruz" y por tanto los sacerdotes no sirven a otra causa que la del Señor. "No tenemos otros intereses sino los suyos", afirmó.
Finalmente, tras llamar a los presbíteros a ser promotores de los fieles laicos "desde su propia identidad" y vocación, pidió para que el Año del Sacerdote sea "un año en que la Iglesia entera redescubra la belleza del don del sacerdocio, ponga en manos de María, Madre de los sacerdotes a sus ministros sagrados y veamos como fruto el reverdecer de nuevas, santas y abundantes vocaciones al servicio de la Iglesia entera, y en especial de nuestra Iglesia particular".