El Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, señaló en su homilía de este domingo que ante las divisiones internas de la Iglesia, "se impone una disciplina en torno a Pedro a quien el Señor ha confiado el timón de la Iglesia".
En la Catedral Metropolitana, el Purpurado explicó que las dificultades internas que sufre la Iglesia Católica como "los cismas, las herejías, las deserciones y las desviaciones que nunca faltan" hacen daño al Cuerpo de Cristo, pero eso no debe desalentar a los fieles ya que el Señor Jesús está siempre confortando y alentando.
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Seguidamente precisó que "el que la Iglesia continúe navegando en el mar de la historia no es mérito nuestro, ni es fruto de nuestras habilidades o estrategias, nosotros sus miembros por nuestra impericia o por nuestra maldad ya la hubiéramos hundido, pero la nave lleva en el timón a alguien a quien obedecen el mar, el viento y las tempestades. Las velas de la barca obedecen al soplo del Espíritu".
Al referirse luego a las tempestades que están "en nuestro corazón y no en la Iglesia", el Cardenal Rivera subrayó que "las tentaciones, las desconfianzas, la rebelión, parece que nos sepultan. Es el momento de despertar la fe que hay en nosotros, es el momento de dirigirnos a Jesús que parece que duerme, pero que está cerca de nosotros y nos escucha".
"Él está esperando nuestro grito, Él está esperando nuestra oración confiada, para calmar en nosotros las tempestades, para darnos la paz y para que continuemos la travesía hasta llegar a la otra orilla", destacó.
El Purpurado alentó luego a "cambiar nuestras divisiones en comunión, a fin de achicar el agua que la tempestad nos arroja, debemos remar al unísono y hacer frente a los enemigos comunes".
"Todo pluralismo en la Iglesia tiene como límite necesario la unidad de acción y destino, la unidad de la fe, del amor y la esperanza. Se impone una labor de equipo, se impone una disciplina en torno a Pedro a quien el Señor ha confiado el timón de la Iglesia", concluyó.