En su discurso a los líderes religiosos reunidos en Roma para el IV Encuentro de Líderes de las religiones mundiales, previo a la Cumbre del G8, el Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Jean-Louis Tauran, pidió a los más de cien participantes "abrir los espíritus y los corazones a la búsqueda del bien común".
Al hablar de la finalidad del encuentro, el Cardenal señaló que "no se trata de sugerir a los responsables políticos del G8 soluciones técnicas" sobre temas como el agua o la seguridad alimentaria; sino que los líderes religiosos "como creyentes, y pese a la diversidad, desean hablar a una sola voz y ofrecer una reflexión original a los desafíos del mundo de hoy".
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"Un mundo que –añadió– aparece constantemente amenazado por las violaciones de algunos derechos fundamentales de la persona humana, el desequilibrio entre ricos y pobres, las enfermedades, los conflictos no resueltos, el comercio de armas, la corrupción de las élites", entre otros.
Seguidamente invitó a los políticos a "un examen de conciencia para pensar en lo que hemos construido y a reconocer con lucidez nuestras fragilidades". "Tenemos también el deber de exhortar a la vigilancia y de llamar a un nuevo estilo de vida que impone cierta sobriedad", agregó.
Luego de alentar a usar adecuadamente los recursos naturales, el Cardenal Tauran reafirmó que "ante las dificultades del presente, la Iglesia Católica ha hecho la opción de la esperanza y la fe. Pero es solo juntos, cristianos y fieles de otras religiones, que debemos ayudar a quienes tienen la pesada responsabilidad de la gestión de la sociedad, en el discernir el grado de humanidad de sus decisiones".