Del 15 al 18 de junio se celebrará en Roma el Congreso "Religiosas en red contra el tráfico de personas", organizado por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) y por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
En la presentación del evento, el Padre Eusebio Hernández Sola, O.A.R., Jefe de Oficina en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, explicó que “el problema de la trata de seres humanos constituye una nueva forma de esclavitud del siglo XX que vulnera la dignidad y la libertad de tantas mujeres y niñas, y hoy también de hombres y muchachos, procedentes en su mayor parte de países pobres”.
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“Estas nuevas formas de pobreza nos recuerdan que la vida religiosa está llamada, por vocación, a desempeñar un papel profético en la sociedad y la Iglesia de nuestra época. Una visión nueva de la caridad debe llevar a la vida consagrada a las nuevas fronteras de la evangelización, a las nuevas formas de pobreza, entre las cuales una de las más graves es la pérdida de la propia dignidad", indicó.
Por su parte, Sor Bernadette Sangma explicó que la toma de conciencia del fenómeno del tráfico de seres humanos ha aumentado tanto en estos últimos años que "algunas Congregaciones han adoptado la lucha contra la trata como deliberación capitular propia haciendo de ella un mandato obligatorio para los miembros de las mismas, entre ellas también alguna orden masculina".
"Dada la complejidad de factores que intervienen en el tráfico de personas el trabajo en red en este sector no es una opción libre sino una necesidad, si se quiere afrontar estratégicamente. Las bandas criminales que raptan mujeres y niños están muy organizadas y ligadas entre sí de una parte a otra del mundo. Solo mediante la estrategia de la red que abarque los países de origen de las víctimas, los de tránsito y los de destino, será posible poner a punto las medidas para impedir que las personas más débiles y vulnerables se transformen en mercancía humana", indicó.
El proyecto de colaboración entre la UISG y la OIM en los últimos seis años, dijo Sor Victoria González de Castejón, ha representado para las religiosas "una oportunidad propicia para llevar a cabo concretamente el proyecto de la UISG y ampliar las acciones de lucha contra el tráfico por parte de las congregaciones religiosas femeninas. Del trabajo realizado emerge la riqueza del intercambio y la complementariedad entre dos organismos que representan el rostro público y el privado, el laico y la religiosa en la defensa común de las personas que viven en condiciones de grave pobreza y marginación".