En declaraciones a Unión Radio, el Presidente del Concilio Plenario de Venezuela, Mons. Ovidio Pérez Morales, consideró que los nuevos ataques del gobierno contra la Iglesia Católica “revelan la intransigencia de un proyecto político”.
Luego que el ministro del Interior de Venezuela, Tareck El Aissami, acusara a los obispos venezolanos de haberse convertido en "un partido político" que incita "al odio", Mons. Pérez Morales lamentó que en Venezuela se pretenda “que todo el mundo se ponga no una camisa roja, sino un cerebro rojo, que todo el mundo piense como piensa el Presidente”.
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Mons. Pérez Morales declaró a Unión Radio que las declaraciones de los voceros oficiales son “muy lógicas y coherentes con el proyecto que están llevando adelante y que no lo ocultan. Un proyecto de corte centralista, globalizante, de tipo totalitario de corte castrocomunista”.
“En la lógica de un proyecto así; cualquier cosa que se salga de la línea oficial es anatematizado, es condenado, es tachado de falso, de malo. Por eso desgraciadamente no me han causado ninguna sorpresa”, expresó.
El Obispo descartó que los prelados propicien el odio, y recordó que en la más reciente visita del clero venezolano al Vaticano se conoció a fondo la realidad política y social nacional.
“En Roma saben que la consigna oficial que se emplea en Venezuela, especialmente en los cuarteles es: Patria-Socialismo o Muerte. Eso en Europa donde han vivido totalitarismo, el nazismo, comunismo, fascismo, saben lo que esto significa; es decir es prácticamente poner a la población ante la disyuntiva de si acepta el proyecto que le tratamos de imponer o usted está condenado a morir”, explicó.
Reiteró que las agresiones verbales demuestran, “el fundamentalismo de un proyecto político que revive los anacrónicos regímenes que tanto dolor y tantas lágrimas del siglo pasado llevaron a exterminios de pueblos, a confrontaciones y, a guerra”.
“Dentro de esta lógica son naturales y coherentes las declaraciones oficiales, desgraciadamente. Dios quiera que cambie la situación y se abran caminos de tolerancia. Estamos en el siglo XXI, no en el XVI”, agregó.