En su reflexión semanal en el programa televisivo “Claves para un Mundo Mejor”, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Rubén Aguer, resaltó que la fidelidad al don del celibato se construye y se logra “en la fe, en oración profunda”; y con la ayuda de Dios “no sólo es relativamente fácil sino gozoso”.
Tras señalar que “el celibato se asume libremente, como libremente los que se casan dan el consentimiento matrimonial y se comprometen a la fidelidad conyugal”; el Prelado recordó que “la razón principal por la cual la Iglesia reserva la ordenación sacerdotal a aquellos varones que han recibido de Dios el carisma de la castidad perfecta es porque quiere que sus ministros, aquellos que van a servir al pueblo de Dios como pastores y maestros, asuman el mismo estado de vida que vivió Jesucristo”.
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El Arzobispo de la Plata la dificultad de la opinión pública para comprender el celibato ya que “mira desde fuera estas realidades nobles y sanas; piensa que es difícil vivirlas porque estamos sumergidos en una cultura artificialmente erotizada en la cual parece que el sexo se ha convertido en una obsesión”.
“Mucha gente vive así, desgraciadamente, y es cierto que muchos medios de comunicación, vulnerando el más elemental sentido del pudor, banalizan el misterio de la sexualidad humana y se burlan de la virtud”, agregó.
En este contexto cultural, explicó el Prelado, “es lógico que no se entienda el valor del celibato y la posibilidad de practicarlo. Pero la mayoría de los sacerdotes, que lo viven con fidelidad, y los fieles que tienen esa sensibilidad propia de la fe se dan cuenta de que no es tan difícil, sino que es relativamente fácil si el celibato se vive en la fe, en oración profunda”.
“Si un sacerdote quiere vivir una vida mundana, quiere vivir como cualquier persona del mundo entonces sí le será muy difícil y muy pesado el celibato. Pero si vive con abnegación su entrega total a Cristo y a sus hermanos, verá que, con la ayuda de Dios, no sólo es relativamente fácil sino es gozoso y es el secreto de una auténtica paternidad espiritual. Por eso, sobre todo, los fieles pueden llamar padre al sacerdote”.