Tras la celebración de la Misa que celebró en la Delegación Apostólica en Jerusalén, el Papa Benedicto XVI se dirigió al Patriarcado greco-ortodoxo de esta ciudad en donde exhortó a trabajar para perfeccionar la comunión entre los cristianos.
En su discurso a los representantes de las comunidades cristianas de Tierra Santa, Benedicto XVI pidió que el encuentro de hoy "dé un nuevo impulso a los trabajos de la Comisión Internacional Conjunta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas, y se sume a los recientes frutos de documentos de estudio y de otras iniciativas conjuntas".
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Tras poner de relieve que al morir en la Cruz, "Jesús reveló la plenitud de su deseo de atraer a todas las personas a sí, recogiendo a todos juntos en unidad", el Papa afirmó que "en aquel anhelo, mediante la redención que une, está nuestra misión. Por eso, no sorprende que precisamente en presencia de nuestro ardiente deseo de llevar a Cristo a los demás, de transmitir su mensaje de reconciliación, experimentemos la vergüenza de nuestra división".
Sin embargo, continuó, fortalecidos por el Espíritu Santo, "debemos hallar la fuerza para redoblar nuestro compromiso para perfeccionar nuestra comunión, para que sea completa, para dar un testimonio común del amor del Padre, que envía al Hijo para que el mundo conozca su amor por nosotros".
El Papa aseguró luego que "el servicio más grande que los cristianos de Jerusalén pueden ofrecer a los propios ciudadanos es preparar y educar a una nueva generación de cristianos bien formados y comprometidos, solícitos en el deseo de contribuir generosamente a la vida religiosa y civil de esta ciudad única y santa".
Por ello, "la prioridad fundamental de todo líder cristiano es nutrir la fe de los individuos y de las familias confiadas a su atención pastoral. Esta común preocupación pastoral hará que vuestros encuentros regulares se caractericen por la sabiduría y la caridad fraterna necesarias para sosteneros mutuamente y afrontar tanto las alegrías como las dificultades particulares que marcan la vida de vuestra gente".
Tras la finalización de este encuentro, el Santo Padre se dirigió a la Iglesia Patriarcal Armenia Apostólica de Jerusalén, en donde expresó su aprecio por el empeño de esta iglesia "en proseguir en el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas orientales, (...) que ha logrado progresos en la superación del peso de malentendidos pasados y ofrece muchas promesas para el futuro".
"Un particular signo de esperanza es el reciente documento sobre la naturaleza y la misión de la Iglesia, preparado por la Comisión Mixta y presentado a las Iglesias para estudiarlo y valorarlo", añadió.
Finalmente el Papa animó a rezar "conmigo para que todos los cristianos de Tierra Santa trabajen juntos con generosidad y entrega, anunciando el Evangelio de nuestra reconciliación en Cristo y el adviento de su Reino de santidad, de justicia y de paz".
Al finalizar el encuentro el Papa regresó a la Delegación Apostólica de Jerusalén en donde tomó el helicóptero que lo condujo a Tel Aviv para la ceremonia de despedida en el aeropuerto Ben Gurion.