El Presidente de la Comisión del Episcopado para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, Mons. Alberto Suárez Inda, resaltó "la importancia de recuperar la memoria histórica" sobre la participación de la Iglesia en la independencia mexicana.
"Y no basta describir esos hechos pasados, hay que saber interpretarlos, asimilarlos, como se ha dicho con sentido crítico, con la mayor objetividad y serenidad posibles", señaló el también Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), durante la inauguración de las Jornadas de Historia: Iglesia, Independencia y Revolución; realizadas en la Universidad Pontificia de México.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Durante el evento, el Prelado señaló que si bien la participación de la Iglesia "es motivo de juicios contrapuestos, de discusiones a veces enconadas", es innegable que "los hombres de iglesia y no sólo los llamados ‘eclesiásticos’, obispos, sacerdotes, sino también laicos (…), fueron protagonistas en la gestación y en la consumación de la Independencia; eran iglesia los Insurgentes y era iglesia los realistas".
Indicó que es comprensible que "en el contexto de la época", los obispos, prácticamente todos peninsulares y promovidos por la Corona Española, "se opusieran a cualquier intento de Independencia".
"Pero muy significativo también, que un sector importante de la iglesia, incluidos algunos clérigos, esgrimieran argumentos aún de tipo teológico, para defender el movimiento armado cuando se cerraban las posibilidades de un cambio pacífico que, por otro lado, se veía necesario por el crecimiento desequilibrio social, la marginación de los nacidos acá y la inequidad injusta", señaló.
Mons. Suárez añadió que "es interesante saber que apenas se retiraron la mayor parte de los regalistas por parte de la iglesia, se reconoció en forma oficial y solemne, no sólo a los consumadores, sino también a los iniciadores del Movimiento Insurgente con una celebración apoteótica en la Catedral de México en 1823 con motivo de las exequias y depósito de los restos mortales de los primeros caudillos de la Independencia".
Sobre la revolución que se inició en 1910, indicó que "si hubo entre los católicos quienes se opusieron en ciertos momentos" a este movimiento, "se debía, en parte, a la postura anarquista anticlerical que asumieron algunos revolucionarios".
Finalmente, llamó a los católicos a ofrecer su aportación, "con humildad, pero también con seriedad y valentía". "No nos automarginemos, que no permanezcamos como simples espectadores que ven pasar desde la ventana el desfile de los acontecimientos que van construyendo la historia. En un diálogo sereno queremos hacer oír nuestra palabra, buscando caminos de reconciliación en la justicia y la verdad", afirmó.
Más información sobre el evento y las ponencias en: http://www.pontificia.edu.mx/