Al visitar esta tarde en Belén el "Aida Refugee Camp", en el que se acoge a los que huyen de los territorios palestinos en donde conviven musulmanes y cristianos, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a buscar la paz y la reconciliación entre palestinos e israelíes, y precisó que la única forma de obtener una solución duradera es el diálogo político.
El Pontífice expresó que "mi corazón está con todos los que sufren. Estén seguros que todos los refugiados palestinos en todo el mundo, especialmente aquellos que han perdido sus hogares y a sus seres queridos durante el reciente conflicto en Gaza, están constantemente en mis oraciones".
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"Viven ahora en condiciones precarias y difíciles, con oportunidades limitadas para el empleo. Es comprensible que con frecuencia se sientan frustrados. Sus legítimas aspiraciones por un hogar permanente, por un estado palestino independiente, siguen sin concretarse. En vez de ello se encuentran atrapados, como muchos en esta región y en el mundo están atrapados, en una espiral de violencia, de ataque y contraataque, y continua destrucción. El mundo entero espera que este espiral termine, para que la paz llegue y le dé fin a esta constante lucha".
Tras agradecer la esforzada labor de los franciscanos, entre otros, que asisten a estos refugiados, Benedicto XVI dijo luego que en ambos lados del muro que divide a palestinos de israelíes "se necesita mucho coraje si es que se quiere vencer el temor y la desconfianza, si se quiere resistir a la urgencia de tomar represalias por perdidas o heridas. Es necesaria la magnanimidad para buscar la reconciliación tras años de lucha".
La historia, precisó, "muestra que la paz solo puede surgir cuando las partes en conflicto están dispuestas a avanzar más allá de sus quejas y trabajar juntas hacia metas comunes, cada uno tomando seriamente las preocupaciones y temores de los otros, buscando construir una atmósfera de confianza. Tiene que haber voluntad para generar iniciativas que lleven a la reconciliación: si cada uno insiste en concesiones previas del otro, el resultado solo puede ser el estancamiento".
El Papa explicó también que "la ayuda humanitaria en este campo tiene un rol esencial, pero la solución a largo plazo para un conflicto como éste solo puede ser política. Nadie espera que los pueblos palestino e israelí lleguen a él por sus propios medios. El apoyo de la comunidad internacional es vital, y por ello hago un nuevo llamado a todos los involucrados para que busquen y trabajen en pos de una solución duradera, respetando las legítimas demandas de todas las partes y reconociendo el derecho a vivir en paz y con dignidad, de acuerdo a la ley internacional".
Sin embargo, precisó Benedicto XVI, "los esfuerzos diplomáticos solo pueden tener éxito si los palestinos y los israelíes tienen la voluntad de terminar con el ciclo de agresión. Recuerdo las hermosas palabras de San Francisco: 'donde haya amor, que lleve yo amor, donde haya rencor, perdón… donde haya oscuridad, luz; donde haya tristeza, alegría'".
Finalmente el Papa renovó "mi plegaria por un profundo compromiso para cultivar la paz y la no violencia, siguiendo el ejemplo de San Francisco y otros grandes pacificadores. La paz tiene que comenzar en casa, en la familia, en el corazón. Sigo rezando para que todas las partes en conflicto en estas tierras tengan el coraje y la imaginación para buscar el desafiante e indispensables camino de reconciliación. ¡Que la paz florezca en estas tierras! ¡Que Dios bendiga a su pueblo con la paz!"