Miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Regina Coeli con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración exhortó a rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada e indicó el diálogo y la reconciliación como claves para obtener una paz estable y duradera.
“La confianza en el Señor, que continuamente llama a todos a la santidad y a algunos en particular a una especial consagración, se manifiesta justamente en la oración. Sea personalmente, sea comunitariamente, debemos rezar mucho por las vocaciones para que la grandeza y la belleza del amor de Dios atraiga a tantos a seguir a Cristo en el sacerdocio y en la vida consagrada”, dijo el Pontífice en el día en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
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Recordando también la llamada universal a la santidad afirmó la necesidad de “rezar también para que hayan esposos santos, capaces de indicar a los hijos, sobre todo con el ejemplo, los altos horizontes a los que debe tender su libertad. Los santos y las santas, que la Iglesia propone a la veneración de todos los fieles, testimonian el fruto maduro de este entrelazar el llamado divino y la respuesta humana”.
Más adelante, el Papa pidió oraciones por “el viaje a Tierra Santa desde el próximo viernes 8 de mayo al viernes 15. Siguiendo las huellas de mis venerables predecesores Pablo VI y Juan Pablo II, peregrinaré a los principales lugares santos de nuestra fe … En Jerusalén Cristo murió para reunir a todos los hijos de Dios dispersados”.
“Con mi visita –continuó- quiero confirmar y alentar a todos los cristianos de Tierra Santa, que deben afrontar cotidianamente no pocas dificultades. Cual Sucesor del apóstol Pedro, les haré sentir la cercanía y el apoyo de todo el cuerpo de la Iglesia. Además, me haré peregrino de paz, en nombre del único Dios que es Padre de todos. Testimoniaré el compromiso de la Iglesia Católica a favor de cuantos se esfuerzan por practicar el dialogo y la reconciliación, para llegar a una paz estable y duradera en la justicia y en el respeto recíproco”.
Finalmente el Papa invocó a la Virgen María, cual “Madre del Buen Pastor, para que en todo el mundo florezcan numerosas y santas vocaciones de especial consagración al Reino de Dios”.
Se rezó el Regina Coeli, e inmediatamente el Papa saludó en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.