Este miércoles 31 de julio celebramos el día de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús cuyos restos descansan en una de las iglesias más emblemáticas de Roma.
San Ignacio de Loyola falleció el 31 de julio de 1556 en su celda de la sede de los jesuitas en Roma, lo que hoy se conoce como la iglesia del Gesù.
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¿Sabías que este templo tiene varios “trampantojos”? A pesar de haber sido construido en el siglo XVII, presenta algunas peculiaridades e ilusiones ópticas propias de nuestra época.
La construcción de esta iglesia fue iniciativa del Papa Gregorio XVI en 1622, y comenzó su obra en 1627 de la mano de Horazio Grassi, astrónomo y arquitecto jesuita.
Nada más entrar, en el centro del templo hay un punto que indica exactamente dónde pararse para contemplar una de estas ilusiones ópticas.
Si uno mira hacia arriba, la cúpula parece deformarse. Sin embargo, se trata de un “engaño”, ya que no se trata de la cúpula, sino de una pintura.
Ello se debe a que las dificultades económicas impidieron a los constructores realizar una cúpula sobre el crucero.
Por ello, el pintor y arquitecto maestro de las ilusiones ópticas, Andrea del Pozzo, consiguió con su habilidad esta “cúpula falsa” sobre un techo que en realidad es plano.
Otra de estas ilusiones se encuentra en la bóveda, pintada también por Andrea del Pozzo en 1664 y que representa la evangelización de San Ignacio.
El techo parece no terminar, ya que la pintura dibujada hace un efecto tridimensional. Las figuras representadas sobre las nubes del techo parecen incluso salirse del dibujo y “flotar” sobre el aire.
Este artista, que pertenecía a la Compañía de Jesús, también tenía conocimientos de geometría y matemáticas que le influyeron en el diseño de estas pinturas.
Además, la pared del ábside parece ser multilateral, a pesar de que, en realidad, es una pared cóncava.
En las pinturas de la pared se pueden apreciar diferentes imágenes de la vocación de San Ignacio y de la Compañía de Jesús.