En su intervención de ayer durante la Conferencia de examen de la declaración de Durban 2001, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en su sede de Ginebra, Mons. Silvano Tomasi, alentó la "educación integral que incluya valores éticos y espirituales" para eliminar todo tipo de discriminación e intolerancia.
En su intervención, el Arzobispo señaló que "los extranjeros y los que son diferentes son rechazados con demasiada frecuencia, hasta el extremo de que se cometen actos bárbaros contra ellos, incluyendo el genocidio y la limpieza étnica".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Las antiguas formas de explotación han dado lugar a otras nuevas: mujeres y niños son víctimas del tráfico en una forma moderna de esclavitud, (...) se abusa de los inmigrantes irregulares, y los que son distintos, o son considerados distintos, llegan a ser víctimas de la exclusión social y política", añadió.
Asimismo, el Prelado señaló que "la Santa Sede está preocupada por la tentación todavía latente de la eugenesia", que podría llevar a "la eliminación de seres humanos que no corresponden a las características predeterminadas de una determinada sociedad".
"Se deben revisar algunos sistemas educativos para que se eliminen todos los aspectos discriminatorios de la enseñanza, de los libros de texto, de los planes de estudio y de los medios audiovisuales", precisó.
Tras destacar que "los medios de comunicación deben ser accesibles y no ser sometidos a controles racistas e ideológicos, ya que esto conduce a la discriminación e incluso a la violencia contra personas de diferentes culturas y etnias", el Arzobispo resaltó que es necesario "un pleno ejercicio de la libertad religiosa por parte de los individuos y al ejercicio colectivo de este derecho humano fundamental".
Luego de explicar que actualmente se requiere "estrategias más eficaces para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionada con ello", Mons. Tomasi propuso al concluir su discurso que como solución práctica, es necesaria "una educación integral que incluya valores éticos y espirituales que refuercen a grupos vulnerables como los refugiados, emigrantes y prófugos, minorías raciales y culturales, gente aprisionada por la pobreza extrema o enfermos y discapacitados, y niñas y mujeres que siguen siendo consideradas inferiores en algunas sociedades donde un temor irracional de las diferencias impide la plena participación en la vida social".