En el mensaje que el Papa Benedicto XVI envió al Cardenal Giacomo Biffi, Arzobispo Emérito de Bolonia (Italia) y Enviado Especial del Papa a la celebración del 9º centenario de la muerte de San Anselmo, el Santo Padre destaca la actualidad de este Doctor de la Iglesia como ejemplo de la conjunción de la fe y la razón.
En el mensaje enviado al Cardenal Biffi quien estará en Aosta, (Italia), participando de la semana de iniciativas culturales y religiosas que conmemoran al Santo, el Papa señala que la figura de Anselmo "conserva una gran actualidad y un fuerte atractivo" y "su luz sigue brillando en toda la Iglesia, sobre todo donde se cultiva el amor por la verdad de la fe y el placer de profundizar en ella a través de la razón".
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Este aniversario, indica Benedicto XVI, es una oportunidad para "renovar la memoria de una de las figuras más luminosas de la tradición de la Iglesia y de la historia del pensamiento occidental europeo".
"La ejemplar experiencia monástica de Anselmo, su método original para replantearse el misterio cristiano, su sutil doctrina teológica y filosófica, sus enseñanzas sobre el valor inviolable de la conciencia y sobre la libertad como adhesión responsable a la verdad y al bien, su apasionada obra de pastor de almas, entregado con todas sus fuerzas a la promoción de la libertad de la Iglesia, no han dejado nunca de suscitar en el pasado un vivaz interés que el recuerdo de su muerte está incentivando en diversas formas y lugares".
"El deseo intenso de aprender y su propensión innata a la claridad y al rigor lógico llevaron a Anselmo hacia las 'scholae' de su época. Llegará así al monasterio de Le Bec (Normandía) donde verá satisfecha su inclinación por la dialéctica y donde, sobre todo, se encenderá su vocación claustral", prosigue la carta del Papa.
Como pensador, dice luego, "el santo quería alcanzar la visión de los nexos lógicos intrínsecos al misterio y percibir la claridad de la verdad, evidenciando las razones necesarias que subyacen en el misterio".
"En realidad, su búsqueda del intelecto (...) colocado entre la fe (...) y la visión tiene su fuente en la misma fe y está sostenida por la confianza en la razón, que ilumina, de alguna manera la fe". En el monasterio de Le Bec, Anselmo mostró "su genialidad educativa, que se manifiesta en (...) un estilo que es de alguna manera el de su vida, donde su unen misericordia y firmeza".
El Papa Urbano II lo nombra Arzobispo de Canterbury, Inglaterra; y en esa misión demostrará plenamente "su amor por la verdad, su rectitud, su fidelidad rigurosa a la conciencia, su libertad y su honradez episcopales, su obra constante por la liberación de la Iglesia de los condicionamientos temporales y por la servidumbre de cálculos incompatibles con su naturaleza espiritual".