El Arzobispo Coadjutor de Sevilla y Administrador Apostólico de Córdoba, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, en una reciente carta pastoral pidió la "erradicación de la esclavitud infantil"; y solicitó que el día 16 de abril "sea declarado en todo el mundo Día Internacional contra la Esclavitud Infantil" en memoria del niño católico pakistaní Iqbal Masih, asesinado en 1995.
El Prelado recordó a los feligreses que los niños esclavizados "necesitan nuestra compasión, solidaridad y compromiso para lograr su liberación".
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"La Iglesia ha sido siempre madre y maestra en el servicio a los pobres y olvidados, especialmente los más pequeños. El Papa Benedicto XVI nos ha recordado nuestro compromiso bautismal de servir a los últimos de la tierra, que llevan en su rostro los sufrimientos del Crucificado, y entre los que ocupan un lugar destacado los 400 millones de niños esclavos", indicó.
El Arzobispo recordó al pakistaní Iqbal Masih quien fue asesinado el 16 de abril de 1995 por luchar contra la esclavitud infantil; y pidió a los fieles a "rezar y trabajar" por "la erradicación de esta lacra social", y para que el aniversario de la muerte de Iqbal "sea declarado en todo el mundo el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil".
Iqbal Masih
Iqbal Masih nació en 1982 en Pakistán. A los cuatro años de edad, su padre lo vendió como esclavo a un fabricante de alfombras por 600 rupias, unos 12 dólares, para pagar la boda de su hijo mayor. Desde ese momento, Iqbal fue obligado trabajar más de doce horas diarias encadenado a un telar y era sometido a constantes palizas.
A los 10 años de edad logró escapar de la fábrica pero las condiciones infrahumanas en las que vivió causaron serios estragos en su cuerpo. A los doce años de edad tenía la estatura y el peso de un niño de seis.
Desde su escape se dedicó a denunciar, con el apoyo del sindicato de trabajadores de ladrillos, los abusos contra los niños pakistaníes. Sus denuncias cruzaron las fronteras y visitó Suecia y Estados Unidos, convertido en un líder infantil.
El 16 de abril de 1995, Iqbal, un niño católico en un país de mayoría musulmana, participó en la Misa de Domingo de Resurrección. Esa tarde salió a pasear en bicicleta en su aldea natal, cerca de Lahore. Fue asesinado a tiros y la mafia de fabricantes de alfombras fue acusada del crimen.
El día de su muerte, Iqbal llevaba en su morral una Biblia y un libro sobre la Pascua, con una imagen de Jesús. Este niño pakistaní es considerado el símbolo de la lucha contra la explotación infantil.